Page 479 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Ramsés II en Qadesh). Envió una fuerza de asalto hacia el sudeste, al desierto
               del Négev, con la misión de tomar la fortaleza, estratégicamente importante, de

               Sharuhen.  Otra  columna  puso  rumbo  al  este,  hacia  los  asentamientos  de

               Beerseba y Arad, mientras que un tercer contingente se dirigió al nordeste, hacia
               Hebrón y las poblaciones montañosas fortificadas de Judá. El grueso del ejército,

               encabezado  por  el  propio  rey,  continuó  hacia  el  norte  siguiendo  la  ruta  de  la

               costa, para luego dirigirse hacia el interior a fin de atacar Judá desde el norte.

                  Según  los  cronistas  bíblicos,  Sheshonq  «tomó  las  ciudades  fortificadas  de
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               Judá y llegó hasta Jerusalén».  Curiosamente, la capital de Judá no aparece en
               modo  alguno  en  el  relato  de  las  conquistas  que  Sheshonq  haría  grabar  en  los

               muros  de  Ipetsut  para  conmemorar  su  campaña;  pero  quizá  aceptara  dinero  a
               cambio de no asaltar sus murallas. Es posible que el lamento de la ciudad —«él

               se llevó los tesoros de la Casa del Señor y los tesoros de la casa del rey; él se lo
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               llevó todo»—  sea un auténtico reflejo de los acontecimientos.

                  Con  Judá  completamente  subyugada,  el  ejército  egipcio  prosiguió  su
               devastador  avance  por  Oriente  Próximo.  Su  siguiente  objetivo  era  lo  que

               quedaba del reino de Israel, con su nueva capital en Shechem, el escenario de

               una  célebre  victoria  de  Senusert  III  casi  un  milenio  antes.  También  en  otras
               localidades resonaría el eco de los siglos, ya que los egipcios tomaron Beth-Shan

               (una  de  las  bases  estratégicas  de  Ramsés  II),  Taanach  y  finalmente  Megido,

               escenario de la gran victoria de Thutmose III en 1458. Decidido a asegurarse un
               lugar en la historia y a demostrar que no tenía nada que envidiar al gran faraón

               guerrero  de  la  XVIII  Dinastía,  Sheshonq  ordenó  erigir  una  inscripción

               conmemorativa dentro de la fortaleza de Megido. Habiendo obtenido, pues, una
               victoria aplastante, dirigió a su ejército de nuevo hacia el sur, a través de Aruna y

               Yehem, hasta Gaza, cruzando la frontera en Rafia (la actual Rafah) y regresando

               desde allí a territorio egipcio por el denominado «camino de Horus». Una vez de

               vuelta sano y salvo en Egipto, Sheshonq cumplió con la tradición encargando
               una  nueva  e  importante  ampliación  del  templo  de  Ipetsut  y  decorando  su

               monumental puerta de entrada con las escenas de su triunfo militar. En ellas se
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