Page 483 - Auge y caída del antiguo Egipto
P. 483

en Tebas había desaparecido incluso el reconocimiento esporádico de la dinastía
               del  norte,  y  todos  los  monumentos  y  documentos  oficiales  se  fechaban  ya  en

               función de los años del reinado independiente de Takelot II (838-812). Todo el

               Alto Egipto, desde la fortaleza de Tuedyoi hasta la primera catarata, reconocía al
               rey tebano como su monarca. El futuro del sur estaba ahora en manos de Takelot

               y sus herederos.

                  Pero  no  todos  en  Tebas  se  alegraron  de  ese  giro  de  los  acontecimientos.

               Takelot  y  su  familia  tenían  sus  detractores,  y  su  monopolio  de  facto  de  las
               grandes  riquezas  del  clero  de  Amón provocaba un  fuerte resentimiento, sobre

               todo entre algunos parientes celosos que albergaban sus propias ambiciones. Si

               bien  el  sistema  feudal  libio  permitía  la  autonomía  regional,  también  alentaba
               encarnizadas disputas entre las diferentes ramas del extenso clan real. Cuando

               había  transcurrido  solo  una  década  del  reinado  de  Takelot  II,  uno  de  sus

               parientes  lejanos,  un  hombre  llamado  Padibastet  (quizá  un  hijo  de  Horsiese)

               decidió  probar  suerte.  En  el  827,  con  el  apoyo  tácito  del  rey  del  norte,  se
               proclamó soberano de Tebas y se opuso directamente a Takelot. Ahora había dos

               pretendientes  rivales  para  la  corona  del  sur.  Para  un  libio  de  pura  cepa  como

               Takelot, solo había una solución a la crisis: la acción militar. Desde la seguridad
               de  su  cuartel  general  fortificado  en  Tuedyoi  —bautizado,  con  la  falta  de

               modestia  característica,  como  «el  Peñasco  de  Amón,  el  del  Gran  Rugido»—,

               envió a Tebas a su hijo y heredero, el príncipe Osorkon, que zarpó hacia el sur
               con una escolta armada para expulsar al pretendiente y reivindicar su legítimo

               derecho.

                  Finalmente se impuso la fuerza, y «lo que había sido destruido en cada ciudad
               del Alto Egipto fue restablecido. Se liquidó a los enemigos … de esta tierra, que

                                                        4
               se había sumido en la confusión».  A su llegada a Tebas, el príncipe Osorkon
               participó  en  una  procesión  religiosa  para  confirmar  sus  credenciales  piadosas,

               antes  de  recibir  el  homenaje  de  todo  el  clero  de  Amón  y  de  todos  los
               gobernadores de distrito. Atemorizados, todos ellos efectuaron una declaración

               pública jurando que el príncipe era «el valeroso protector de todos los dioses», el
   478   479   480   481   482   483   484   485   486   487   488