Page 485 - Auge y caída del antiguo Egipto
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civil  abierta,  con  familias  y  colegas  divididos  entre  las  dos  facciones.  Sin
               embargo, esta vez se cambiaron las tornas y Padibastet fue el vencedor, gracias

               al apoyo de algunos altos funcionarios tebanos. El nuevo gobernante se apresuró

               a consolidar su posición situando a sus hombres en diversos altos cargos. Así
               perdieron Tebas el príncipe Osorkon y su padre, Takelot II, que se retiraron a su

               fortaleza  del  norte  para  lamerse  las  heridas  y  lamentarse  de  su  suerte,  de  los

               «años transcurridos en que uno hacía presa en su prójimo sin impedimentos».               10

                  Pero  si  algo  habían  mostrado  los  recientes  acontecimientos,  era  que  los
               sacerdotes  de  Tebas  eran  amigos  volubles.  Tan  solo  una  década  después,  el

               príncipe Osorkon estaba de nuevo en Tebas, restituido como sumo sacerdote de

               Amón ante la servil aclamación de sus seguidores: «Seremos felices gracias a ti
                                                                                          11
               pues no tienes ningún enemigo, ya que estos son inexistentes».  Por supuesto,
               todo  era  mera  palabrería.  Padibastet  no  se  había  marchado,  y  la  muerte  poco

               tiempo  después  del  padre  del  príncipe  Osorkon,  Takelot  II,  no  hizo  sino

               fortalecer  a  la  facción  rival.  En  una  tercera  rebelión,  ocurrida  en  el  810,
               Padibastet  se  hizo  con  el  control  de  Tebas  una  vez  más;  pero  en  el  806  el

               príncipe Osorkon estaba de nuevo en la ciudad realizando generosas ofrendas a

               los dioses. Un año después, Padibastet ganaba otra vez la mano. La facción del
               príncipe no pudo superar tan fácilmente este último revés, y Osorkon se retiró de

               nuevo al «peñasco de Amón» para meditar sobre su siguiente paso.

                  Finalmente, la muerte de Padibastet en el 802 trastocó de nuevo las cosas, ya
               que su sucesor no mostró ni de lejos la misma determinación. Así pues, en el

               796, casi una década después de su última expulsión, el príncipe Osorkon zarpó

               de  nuevo  rumbo  a  Tebas.  Esta  vez  no  quiso  correr  riesgos.  Su  hermano,  el
               general Bakenptah, era el comandante de la fortaleza de Heracleópolis, y, por

               tanto, estaba en condiciones de reunir un importante contingente militar. Juntos,

               los dos hermanos asaltaron la ciudad de Amón y «derrocaron a todos los que

               habían luchado contra ellos».     12
                  Después de una lucha por el poder que duró tres décadas, el príncipe Osorkon

               pudo finalmente reclamar de manera incontestable la corona de Tebas. Durante
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