Page 589 - Auge y caída del antiguo Egipto
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encarnaba el nuevo y más sombrío zeitgeist:


                  ¡Oh, mi hermano, mi marido, amigo, sumo sacerdote!
                  ¡No te canses de beber, de comer, de embriagarte y de hacer el amor!
                  ¡Haz fiesta! ¡Sigue tu corazón día y noche!
                  ¡Que a tu corazón no le preocupe otra cosa que el uso que das a tus años en la Tierra!
                  En cuanto al oeste, es una tierra de sueño; la oscuridad pesa sobre el lugar donde moran los muertos. 5


                  La inscripción funeraria de Taimhotep es la elegía más larga y más sentida del

               antiguo Egipto, una conmovedora afirmación de que las antiguas certezas habían

               desaparecido por completo.
                  Para  el  país  en  general,  así  como  para  cada  uno  de  sus  ciudadanos  en

               particular,  el  futuro  parecía  siniestro.  Con  el  asesinato  de  César,  Egipto  había

               perdido a su protector. ¡Cualquiera sabía ahora cómo actuarían sus asesinos, por
               una parte, y sus herederos, por otra, con respecto a Cleopatra y su reino! Para

               empeorar aún más las cosas, su hermana pequeña Arsínoe —que, liberada de su

               cautiverio  en  Roma,  vivía  por  entonces  en  Éfeso—  representaba  un  polo  de
               atracción natural para los disidentes de los territorios ptolemaicos.

                  El  temple  de  Cleopatra  se  vio  puesto  a  prueba  al  máximo  cuando,  primero

               Casio y luego Marco Antonio y Octavio, solicitaron la ayuda militar de Egipto.
               Desplegando  toda  su  perspicacia  política,  la  reina  interpretó  correctamente  la

               situación  y  se  puso  de  parte  de  los  aliados  de  César.  La  posterior  victoria  de

               Marco Antonio sobre Casio y Bruto en la batalla de Filipos le daría la razón.

               Egipto se salvó —de momento—, pero el indulto del país tenía un precio. Su
               consecuencia  imprevista  y,  en  última  instancia,  trágica  sería  la  relación  de

               Cleopatra con un segundo héroe de guerra romano.

                  Es  posible  que  el  primer  encuentro  entre  Cleopatra  y  Marco  Antonio  se
               produjera  en  el  año  55,  cuando  este  fue  a  Egipto  como  un  joven  oficial  de

               caballería con el ejército de Gabinio. Marco Antonio y Cleopatra debieron de

               entrar en contacto de nuevo cuando esta permaneció en Roma durante dos años,

               en el 46-44. Pero aquel iba a ser un caso de «a la tercera va la vencida». En el
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