Page 591 - Auge y caída del antiguo Egipto
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haber sido por la abrumadora deuda exterior, un legado del reinado de Ptolomeo
XII, la economía de Egipto podría haber vuelto a ser próspera. Pero lo cierto era
que las arcas del Estado se vaciaban. La moneda de plata se depreció al pasar de
un 90 por ciento de metal precioso a un 40 por ciento, antes de desaparecer
prácticamente de la circulación. En su lugar, la mayor parte de las monedas
empezaron a ser acuñadas en bronce. La legendaria riqueza de Egipto iba
directamente a los bolsillos romanos.
Inquieto por someter Partia y adquirir aún mayor renombre, en el otoño del
año 37 Marco Antonio había llegado a la conclusión de que Octavio no iba a
ayudarle. Egipto parecía de nuevo el aliado más apropiado, de modo que se
dirigió por segunda vez hacia el este, a Antioquía, y convocó una segunda
cumbre con Cleopatra. Como incentivo, Marco Antonio le regaló el contenido de
la gran biblioteca de los reyes de Pérgamo, de la que se decía que albergaba
doscientos mil volúmenes; una compensación parcial por los fondos de la
Biblioteca de Alejandría, destruida una década antes durante la guerra de César
contra Pompeyo. Marco Antonio también asignó a Egipto una serie de territorios
romanos en el Mediterráneo oriental. Ello permitió a Cleopatra hacerse pasar por
una faraona imperialista, una soberana que había restaurado parte del esplendor
del que fuera el gran imperio de sus antepasados. Para señalar este renacimiento
introdujo un sistema de doble datación, proclamando que su decimosexto año en
el trono era también el primero de una era nueva. Pero todo aquello no era más
que un espejismo. Marco Antonio no iba a renunciar a los territorios orientales, y
unos títulos de propiedad de pacotilla y una colección de libros a cambio de
tropas y provisiones de verdad no representaban precisamente un intercambio
justo. En los remotos días de la XVIII Dinastía, Egipto había sido respetado y
temido como el poderoso toro de Asia; ahora era la vaca lechera de Roma.
Debido a una mezcla de escasa preparación y exceso de confianza, la primera
campaña de Marco Antonio en Partia fue un completo desastre. En el plazo de
unos meses, perdió a un tercio de sus legionarios y casi la mitad de su caballería
contra un enemigo tan feroz como decidido. La única buena noticia ese año fue