Page 116 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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En el siglo π a.C. aparecieron tumbas de menor significación arquitectónica, con nu­
        merosas cellae abiertas en los corredores, clara evolución de las tumbas en «T» anteriores.
           Por otra parte, las necrópolis fueron adoptando disposiciones urbanísticas al ubicar­
        se las tumbas de acuerdo con un sistema ortogonal, separadas por calles y construidas
        con estructuras de cuerpo cuadrangular con atrio y una o dos cellae, cuyo ejemplo más
        significativo, durante los siglos vi y v a.C., lo constituye Orvieto. Tales tumbas eran de­
        rivación, por su forma, de las conocidas como tumbas a dado, aparecidas en Caere.
           Al mismo tiempo los hipogeos, que se seguían excavando, se van simplificando,
        apareciendo junto a ellos tumbas a modo de edículo, de una sola cámara, construi­
        das con bloques calizos y tejado a doble vertiente (Populonia).


        Cipos y  plásticafuneraria

           Elemento destacable dentro de las necrópolis eran los cipos, colocados sobre las
        tumbas o en los corredores de acceso de las mismas, catalogados por S. Steingráber
        en ocho  tipos,  que por razones  de  espacio no podemos  desarrollar aquí.  Su fun­
        ción como semata y monumenta está clara, pero permanece sin resolver el porqué de
        su variada tipología con relación al sexo, la edad y la categoría de los difuntos. Jun­
        to a ellos, y también en los recintos funerarios, fueron erigidos obeliscos y colum­
        nas troncocónicas.
           Asimismo, la plástica funeraria monumental conoció un amplio repertorio de
        esculturas desde finales del siglo vil a.C. Figuraban leones, panteras, esfinges y ani­
        males fantásticos que se solían colocar en las entradas de las tumbas con clara fun­
        ción apotropaica. Ejemplo típico de «león sepulcral» puede ser el localizado en Val
        Vidone (Tuscania) y hoy atesorado en Florencia. Está trabajado en nenfro (1,10 m
        de altura,  1,60 m de longitud) y guardaba el sepulcro  de Nevznas Arnth,  según es­
                                             pecifica la consiguiente inscripción fune­
                                             raria (TLE,  198),  situada en la base de la
                                             escultura.  Fechado en el siglo iv a.C.,  es
                                             heredero  artístico  de  los  innumerables
                                             leones funerarios que se labraron en el pe­
                                             ríodo arcaico.  Por su parte, A.  Emiliozzi
                                             ha  catalogado  todos  los  leones  tardíos
                                             etruscos.
                                                La  llamada  Tomba delle Statue,  descu­
                                             bierta en 1971, en Cere (Caere vetus), cons­
                                             tituye un unicum por su especial plástica
                                             funeraria, consistente en la figuración, en
                                             su vestíbulo,  de  dos  estatuas  sedentes,  a
                                             tamaño  natural,  que  representan  a  dos
                                             hombres barbados portando sendos obje­
                                             tos (¿un lituus? y un báculo) y que funcio­
                                             narían como imagines maiorum, protecto­
                                             ras de la tumba. De clara inspiración sirio-
                                             hitita, pueden ser consideradas como los
        León sepulcral, Tuscania. (Museo Arqueológico,   primeros  ejemplares  de  escultura fúnera-
                     Florencia.)            ría en piedra en el arte etrusco.

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