Page 122 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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ne, Piano y Poggio delle Granate, sobre el golfo de Baratti. A los siglos vil y vi a.C.
         pertenecen grandiosos túmulos, con gran riqueza de ajuares, entre los cuales debe se­
         ñalarse el Tumulo dei Flabelli, ubicado en la necrópolis de Poggio della Porcareccia. En­
         tre los ricos materiales que aportó la tumba se hallaron cuatro abanicos de bronce,
         objetos  que  le  darían  el nombre.  En la  de  San  Cerbone  sobresalen la  Tomba delle
         Pissidi Cilindricbe; el Tumulo dei Letti Funebri (18 m de diámetro), con restos de sus seis
         lechos de piedra, y el Tumulo dei Carri (28 m de diámetro y largo drómos), denomina­
         do éste así por el hallazgo de dos carros de hierro —no sabemos si de guerra o de «pa­
         rada»— , decorados con láminas de bronce. Una famosa tumba de tipo aedicula, per­
         fectamente conservada, es la Tomba delBronzetto di Offerente, a modo de pequeño tem­
         plo adornado en su día con rica decoración acroterial.


         En Volsinii

            Volsinii  (actual  Orvieto)  contó  con  dos  significativas  necrópolis:  la  célebre  del
         Crocifisso del Tufo, vigente durante los siglos vi y v a.C., situada al norte del hábi­
         tat, con más de 300 tumbas a dado, dispuestas a lo largo de calles de acuerdo con un
         sistema de vías ortogonal, coronadas con cipos en forma de esfera o de piña. Las ins­
         cripciones que aparecen sobre algunos arquitrabes de ingreso a las mismas constitu­
         yen el único elemento ornamental de estas tumbas. Tales inscripciones recuerdan el
         nombre del propietario o de la familia en ellas inhumada. La otra necrópolis, la de la
         Cannicella, se halla ubicada en el sector meridional y es algo más antigua. Sus tum­
         bas son parecidas a las de la anterior necrópolis, pero alineadas a niveles diferentes.
            Entre los sepulcros orvietanos más significativos hay que recordar la Tomba Goli-
         ni I, cuyas pinturas —famosas por las escenas que reproducen los preparativos de un
         banquete en la cocina— se conservan hoy en Florencia, y la Tomba Golini II, también
         con pinturas acerca de la llegada de un difunto al Más Allá y el consabido banquete
         funerario animado con músicos. Ambas tumbas, llamadas  Golini por el apellido de
         su descubridor, están ubicadas en Poggio dei Sette Camini. En Poggio Rubello se ha­
         lla la Tomba degli Hescanas, más reciente que las dos anteriores, con gran cámara cua-
         drangular y largo drómos de acceso; su interior está decorado con pinturas de un ban­
         quete y un cortejo fúnebre, constituido por más de veinte personajes, entre ellos, de­
         monios y genios alados.


         En Clusium (Chiusi)

            Las tumbas de la fase villanoviana chiusina consistían en pozos con ajuares mo­
         destos; luego, a partir del siglo vil a.C., en la necrópolis de Poggio Renzo se utiliza­
         ron las del tipo ziro,  a base de tinajas y urnas. Junto a las mismas se comenzaron a
         exacavar en la roca tumbas de cámara. En el siglo v a.C. aparecen algunas de notable
         interés, entre ellas la  Tomba della Scimmia,  de cuatro cámaras, con notabilísimas pin­
         turas,  una  de  ellas  figurando  a  una pequeña  mona  (curioso  motivo  que  ha  dado
         nombre a tal tumba) presente en el contexto de unos juegos funerarios.  Lo mismo
         cabe decir de la Tomba del Colle Casuccini, articulada en tres ámbitos introducidos por
         un largo corredor de acceso.  Sus paredes están decoradas con una carrera de bigas,
         una escena de banquete, además de varios atletas y danzantes.


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