Page 205 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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manipulación de los metales nobles, sobre todo en lo que se refiere al dorado, cha
peado, puntilleado, filigrana, filamentación y granulación del oro, metal que venía
de Asia y de África, y que se trabajaba en enclaves griegos del sur de Italia y en algu
nas de las ciudades de la Etruria meridional.
Reproducciones de infinidad de joyas fueron realizadas también en piedra, según se
puede observar en los numerosísimos sarcófagos que representan a nobles y elegantes
damas, engalanadas con sus mejores joyas, caso por ejemplo de Larthia Seianti (sarcófa
go en Florencia) y de Seianti Hanunia (sarcófago en el British Museum), mujeres am
bas de Chiusi.
Diversos estudios de R. Higgins, E. Formigli, M. Cristofani, M. Martelli, F. Nico
sia, C. Battaglia, entre otros, permiten conocer y apreciar la magnificencia de las
joyas etruscas, utilizadas como complemento de los vestidos.
La a lim e n t a c ió n
Buena parte de los estudios realizados sobre la alimentación de los antiguos grie
gos y romanos puede servirnos de referencia para conocer la dieta de los etruscos, te
mática poco estudiada, en general, dada la escasez de fuentes.
Los recientes estudios emprendidos por expertos en histología patológica, pa-
leoetnología y paleontología (G. Fornaciari, F. Mallegni, F. Bartoli, Á. Vitiello), los
cuales han aplicado sus analíticas en la comprobación del calcio, el estroncio y el
zinc presentes en los restos óseos, han facilitado determinados «marcadores» acerca
de la nutrición de los etruscos, facilitando con ellos conclusiones de una más
que aceptable alimentación tanto vegetal (carbohidratos) como cárnica (proteínas), que
se fue enriqueciendo con el paso de los siglos hasta alcanzar sus mejores resultados
alimentarios en época helenística.
La comida
Se sabe por Posidonio de Apamea, que vivió en el siglo i a.C., que los etruscos
comían dos veces al día, circunstancia que originaba momentos de verdadero asueto
e incluso de diversión y goce para las clases elevadas, que es de quienes, además del
anterior autor aludido, las pinturas de las tumbas y buena parte de la plástica han
proporcionado información.
A fin de que la comida fuera más agradable, ésta se solía servir por numerosos es
clavos en lujosas mesas rectangulares, cubiertas con manteles exquisitamente borda
dos, y que se adornaban con ramos de flores. Sobre tales mesas, dispuestas de modo
adecuado, la variada y rica vajilla de plata, de bronce y de cerámica aún realzaba más
su belleza.
En Orvieto, la Tomba Golini I nos ha facilitado una serie de pinturas (hoy copia
das en el Museo Arqueológico de Florencia) que recogen los preparativos y el ban
quete funerario (el syndeipnon de los griegos) de uno de los miembros de la poderosa
familia de los Leinie, propietaria de la misma, según los estudios de J. Heurgon y
G. Barbieri.
En unas escenas, que se desarrollan en la ultratumba y en presencia de las divini
dades infernales y de algunos miembros de la familia del difunto, aparecen el horno,
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