Page 251 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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gen en su frontis el tema del viaje al Más Allá. El esquema compositivo de base consiste
        en la presencia del carpentum tirado por dos mulos conducidos por un esclavo; sobre
        el carro viajan el difunto o una difunta sentados o recostados (a veces, aparece la pa­
        reja matrimonial, caso de una urna, del Museo Guarnacci de Volterra). Detrás del car­
        pentum sigue el cortejo funerario y, en ocasiones, en el lado izquierdo de la escena se
        figura a un demonio femenino. Una de las urnas, ya tardía, del siglo II a.C., recoge el
        viaje funerario de un magistrado no en carpentum, sino sobre cuadriga. Los más inte­
        resantes ejemplares pueden verse en el Corpus de umas volterranas de edad helenísti­
        ca, dirigido por M. Cristofani y G. Cateni.
           El difunto, en ocasiones acompañado de un mono, animal considerado símbolo
        funerario en Etruria, debía efectuar un viaje lleno de peligros hasta alcanzar la Ultra­
        tumba, cuyo límite o final (éschaton, en griego) era marcado por serpientes aladas
        —como puede verse en un sarcófago de Tarquinia, hoy en Florencia—, animales con
        doble valor simbólico:  el  de  «marcadores»  de  las  extremidades  del  mundo y el  de
        mensajeros infernales.
           Si hacemos caso de las figuraciones presentes en las pinturas de tumbas o de va­
        sos cerámicos, el difunto se veía obligado a atravesar lugares áridos, roquedales infor­
        mes o impenetrables selvas e incluso extensiones marinas, y hacer frente, en compa­
        ñía de sus guías o acompañantes —Charu(n) y Vanth, especialmente—, a numerosos
        animales dañinos y seres fantásticos.
           Quizá la  Tomba Campana de Veyes sea,  de acuerdo con la antigua opinión de
        A. della Seta, la primera representación del viaje a la Ultratumba en caballo. El difun­
        to, a escala pequeña y llevando las riendas de un felino, va montado sobre un caba­
        llo, de hermosa estampa, dirigido por otros dos personajes, uno de ellos portando la
        doble hacha o bipennis.  Entre las patas del caballo camina un perro ladrando. A pe­
        sar de que algunos autores interpretan esta pintura como una escena de caza, muchos
        otros,  entre  ellos, J. A.  Pfiffig,  argumentan que se  trata del viaje al Más Allá.  Otras
        tumbas  (Tomba Golini 1,  Tomba Golini II,  Tomba del Cardinale) recogen esta misma te­
        mática.
           Como  dato  curioso  debemos  reseñar un  ánfora  de  figuras  rojas  de  Orvieto
        que recogió el viaje al Más Allá de un difunto sobre un carro arrastrado por mu-
        las (J. D. Beazley).


        C u l to s y  r it o s  f u n e r a r io s

           Asimismo, periódicamente —tal vez  de año  en año— los  deudos  ofrecerían al
        pariente extinto determinados cultos funerarios, consistentes en libaciones, ofrendas
        vegetales, e incluso la inmolación de algunos animales, sin olvidar determinados ri­
        tos, que hoy ignoramos, todo ello celebrado, según S.  Steingráber, en el interior de
        la tumba (caso de algunas de Caere) o delante de ella, bien en sus plataformas su­
        periores (sobre todo en las tumbas de tipología a dado de las necrópolis rupestres y
        en los túmulos —caso, por ejemplo, de uno de la necrópolis de Grotta Porcina—)
        o, simplemente, en altares. La llamada Ara Guglielmi,  de Vulci, hoy en Roma, per­
        mite hacernos una idea de los mismos.  De tales altares se conocieron muchísimos
        en las necrópolis rupestres de la Etruria meridional, así como en los ámbitos liga­
        dos a santuarios y templos, pero desprovistos, en estos últimos casos, de todo ca­
        rácter funerario.


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