Page 285 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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C a p ítu lo XII
El arte etrusco ornamental
Una de las páginas más originales de la civilización etrusca, a pesar de lo dicho en
su día por J. Martha («el arte etrusco no tuvo tiempo de formarse»), la constituye preci
samente su arte, el cual, a pesar de los numerosos y constantes préstamos orientales,
griegos y centroeuropeos, contiene muchísimos elementos propios en cuanto a la for
ma y al tema, que lo distinguen tanto del arte griego como del oriental y del romano.
De hecho, el arte etrusco —etiquetado por algunos estudiosos como arte periférico—, de
asombrosa producción cuantitativa y cualitativa, ha servido, sin embargo, para hacer
inteligible aquella fabulosa civilización, pues, como apuntó E. Panofsky, los etruscos
orientaron su arte «a la perpetuación de las apariencias» de su presente histórico en una
especie de obstinado desafio al porvenir. Aquel presente histórico es lo que rememora
en nuestros días buena parte de lo que sabemos del extinguido pueblo etrusco.
Considerado tal arte por R. Bianchi Bandinelli de carácter artesanal con algunos
ejemplos resultado de un buen hacer espontáneo, el hecho es que impacta y que, desde
luego, tiene personalidad propia a la vista de su innegable vitalidad.
Etapas, p e r ío d o s y fases
Aunque se va a exponer el arte etrusco de modo resumido y como un todo uni
tario, debe indicarse, sin embargo, que en su evolución conoció diferentes etapas o
períodos, explicitados, entre otros, por M. Cristofani, así como numerosas escuelas y
tendencias locales, valoradas de distintas maneras a lo largo de la Historia por los es
pecialistas.
A la etapa de formación, que arrancó sin tradiciones propias y con elementos «pri
mitivos» (villanovianos), siguió unafase orientalizante (700-535 a.C.), de compleja pro
blemática (G. M. A. Hanfmann, I. Strom), cuya estética se proyectó sobre todo en
los bienes de lujo (joyas, marfiles, cerámicas de importación), en el nacimiento de la
escultura y en las tumbas principescas. Tras ella, la fase arcaica (535-475 a.C.), verda
dera edad de oro artística, fue testigo de una gran actividad coroplástica, centrada en
la gran escultura religiosa y funeraria, en la pintura mural y en la broncística, fase ple
namente influida por la serie de artistas griegos (jónicos y áticos) asentados en Etru
ria. En dicha fase, susceptible de dividirse en tres subfases, el arte etrusco llegó a su apo
geo, personalizado en el gran escultor Vulca de Veyes. El período clásico (475-310 a.C.)
—históricamente de crisis—, aunque en Etruria se vio influido por los cánones de la
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