Page 381 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma

Castur y Pultuce

Por su parte, los Dióscuros (Dios kouroi), esto es, Cástor y Pólux, los hijos de Zeus
y de Leda, llegados desde la Magna Grecia, fueron conocidos, a finales del siglo vi a.C.,
como Tinias cliniar («hijos de Tinia»), según demuestra la inscripción existente bajo el
pie de una kylix ática de Tarquinia, de figuras rojas, firmada por Oltos y Euxitheos
(TLE, 156), dedicada por un tal VenelAteíinas a ambas divinidades guerreras, llama­
das en tierra etrusca con los nombres de Castur y Pultuce. Más tarde no pocas cerámi­
cas, algunas pinturas funerarias y diferentes espejos se decoraron con las figuras de los
hermanos, representados bajo aspectos atléticos, caso del procedente de Porano (Vol­
sinii), del siglo m a.C., hoy en Perugia. En su figuración aparece Castur dando el hue­
vo, del que nacerá Elena, a su padre Tindáreo (Tuntle) en presencia de su madre Leda
(Latva), de su hermano Pólux (Pultuce) y de Afrodita (Turan). En la orla floral del es­
pejo se grabó con gruesas letras la inscripción Ceithumeal suthina, esto es, «ofrenda se­
pulcral de Ceizurna» (TLE, 219).

Phersipnei

La esposa de Aita (Hades) fue Phersipnei, señora por tanto de la Ultratumba. Su
nombre y su contenido religioso derivaron de la griega Perséfone, que luego se con­
vertiría en la romana Proserpina. En Etruria, y a partir ya del siglo iv a.C., siempre
apareció asociada a su esposo (pinturas de la Tomba delTOrco II de Tarquinia; de la
Golini I en Orvieto; crátera de Orvieto; espejo de Orbetello; varias urnas), figurándo­
sela con serpientes en los cabellos.

La s d io s a s e t r u s c a s
Aunque fueron menos significativas que los dioses, los etruscos tributaron culto
a diferentes diosas. Entre ellas, además de Menrva y de Aritimi o Artume(s), antes exa­
minadas, deben recordarse las siguientes:

Turan

Una diosa muy venerada en toda Etruria, especialmente durante la época arcai­
ca, fue Turan. Su contenido mitológico y cultual se aproximó, a partir del siglo iv a.C.,
al de la Afrodita griega y, más tarde, al de la Venus romana, pero sin confundirse con
aquellas divinidades.
De acuerdo con su nombre (tur = «dar»), tal diosa sería «aquella que da», sin sa­
berse, sin embargo, lo que realmente daría. Si se examina la etimología de su nom­
bre, de acuerdo con la raíz griega tyr (de la que también se deriva la palabra tyrannos),
su nombre podría equivaler, sin más, al de «Señora». Aunque algunos etruscólogos la
han asociado a prácticas conectadas con la prostitución (en el área de Pyrgi), y la han

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