Page 418 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Por otro  lado,  determinados  espejos  recogen  escenas  nupciales,  cuya  composi­
         ción puede evaluarse como un auspicium nuptiarum, tipo conocido también por refe­
         rencias textuales clásicas.
            Asimismo,  cualquier  anomalía  que  alterase  el  curso  de  lo  cotidiano  entraba
         dentro del campo de lo prodigioso, pudiendo por su propia naturaleza ser evalua­
         da como una manifestación de la voluntad divina.  Los prodigios (ostenta) podían,
         de hecho, ser infinitos, según conocemos por referencias tardías, recogidas en fuen­
         tes romanas. Así, determinadas hierbas, plantas o árboles con frutos o bayas negras
         —excepto el laurel—, la manera de posarse un enjambre de abejas, la acción de los
         ratones y de las serpientes, las aves nocturnas y de presa, el nacimiento de animales
         o de personas con malformaciones, los cometas, las estrellas fugaces, las tormentas y
         lluvias —de  sangre,  como  la  ocurrida  en  Saturnia,  o  de  tierra que  tuvo  lugar en
         Auximia, según refiere Tito Livio—, los temblores o los ruidos de la tierra, las voces
         y sonidos misteriosos, en fin, los sudores de las estatuas o las pesadillas de las emba­
         razadas, todo ello constituía señales inequívocas de los dioses. Eran los sacerdotes es­
         pecializados los encargados de explicar e interpretar aquellos prodigios —en gene­
         ral, señales de malos augurios— y, en su caso, buscar soluciones a fin de evitar las
         grandes calamidades que podían perturbar el orden social y político de la ciudad.
            En ese sentido, con una minuciosidad inimaginable, previeron, codificaron, cla­
         sificaron e interpretaron cuanto hacía referencia al poder de los dioses. Sin embargo,
         ante la cruda realidad —siempre inalterable, aunque se pudiese prever—, el hombre
         etrusco se veía incapacitado para actuar.



         La s  su er t es  y lo s  o r á c u l o s

            A partir del siglo m a.C., y por influencia griega, la práctica de las sortes («respues­
         tas» o «suertes») fue de uso generalizado, si bien restringida casi siempre a la esfera pri­
         vada.  Su ejecución consistía en el lanzamiento o extracción de astrágalos, plaquitas
         rectangulares,  fichas, bolas (de madera,  de hueso,  de bronce) o pequeños guijarros,
         grabados con nombres de  divinidades  (la más usual  Suri/Aplu) y con inscripciones
         que daban a sobrentender la respuesta de las mismas suertes.
            Testimonios de aquella cleromancia,  que declinaría a partir del siglo i, son:  una
         pequeña lámina rectangular de bronce, con la inscripción savcnes Suris, procedente de
        Viterbo y hoy en Roma (CU,  2083);  otra,  también  de plomo,  de forma circular,
         de Arezzo,  con la palabra  Suris (en grafía  del  etrusco  septentrional); y una  tercera,
         consistente en un nodulo de sílex, de Arezzo, de forma ovoide, con la inscripción en
         relieve en ambos lados: en uno, el dios titular del oráculo, Aplupules («De Apolo Pi­
         fio»), y en el otro, la respuesta: turfartbns(«oít&ce. a Farthan»),
            A estos testimonios hay que añadir una interesante urna, tal vez de Volterra (hoy
         en Florencia), fechable a finales del siglo π a.C., decorada con una escena de sortitio en
         la que participan un arúspice, una mujer que extrae una «suerte» de un gran vaso, y
         otra persona, sin duda el consultante. También al mundo cleromántico de las «suer­
         tes» pertenece un pequeño cofre de bucchero (sólo restan dos fragmentos), localizado
         en el santuario del Portonaccio (Veyes), que serviría para contener las tablillas, según
         opinión de G. Colonna. En el santuario de Punta della Vipera (Caere) se localizó un
         disco de plomo agujereado con la inscripción mevelces, lugar en el que según Tito Li­
        vio (XXI, 62) se practicaban las sortes.

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