Page 421 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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EI mundus de la acrópolis de Marzabotto.
nos adoptarían, dándole varios significados, sirviendo lo mismo para designar la to
talidad del universo, como, de modo adjetivo, todo aquello que fuese limpio, elegan
te o exquisito. Utilizada tal palabra en plural servía para aludir a las joyas femeninas
y más tarde a las estrellas, en verdad, joyas de los cielos.
Para Festo (154-157), gramático del siglo m de nuestra era, y para Macrobio (Sa
turnalia, I, 16), autor de fines del siglo rv, mundus equivalía a «mundo infernal» o, si
se quiere, «a los infiernos».
En el contexto cultual etrusco, la palabra se conectaba tanto con los ritos de fun
dación de las ciudades —a partir de él se procedía a trazar las líneas ideales de la ciu
dad— como con la tumba, con lo subterráneo, con el Averno. En suma, se asociaba
con la evocación de los muertos, de los antepasados, que venían a ser una especie de
Manes de la creencia romana.
Con el concepto mundus se designaba también una fosa coronada con una bóve
da, construcción que, simbólicamente, servía para poner en contacto el mundo de
los vivos con el de los difuntos, ámbito ctónico en donde, en ocasiones, se manifes
taban extraños sonidos que, desde la profundidad telúrica, alteraban el ritmo normal
de los seres vivos. También por su forma abovedada evocaba la bóveda celeste,
sede de los dii caelestes. En consecuencia, el mundus conectaba también al hombre
con los dioses de arriba y no sólo con los dioses de las profundidades.
Anualmente, en determinados meses y días (tres en Roma, según Festo, coinci
diendo con festividades agrícolas), días catalogados como «religiosos», durante los
cuales estaban prohibidos los asuntos públicos y privados, tal fosa —verdadera boca
de los Infiernos— se abría para posibilitar a los espíritus del Más Allá su salida a la
tierra para así poderse confundir con los humanos. Asimismo, debían abrirse las
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