Page 61 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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en ocasiones, incluso cmeles. Los etruscos no dudaron en el 356 a.C. en sacrificar en
Tarquinia a 307 prisioneros romanos, según señaló Tito Livio (VII, 15), acción que
más tarde, y como represalia, tuvo su contrapartida al ordenar los romanos azotar y
decapitar en el foro de Roma a 358 nobles tarquinienses.
En cualquier caso, ante la devastación de las tierras y las exigencias de fuertes in
demnizaciones por parte de los romanos, en el 351 a.C., y a petición etrusca, se fir
mó una tregua de 40 años, al cabo de la cual no sólo Tarquinia, sino también toda
Etruria, debido a la falta absoluta de cohesión política, iniciaría su definitiva deca
dencia, que sería aprovechada por Roma.
Según Polibio (II, 18), los galos atacaron por tercera vez el Lacio en el 345 a.C.,
permaneciendo en el mismo un año, al cabo del cual fueron derrotados por el dicta
dor L. Furio Camilo.
Hay, asimismo, noticias de acciones piráticas llevadas a cabo por prófugos etrus
cos de tierras padanas contra los envíos de trigo desde Spina hacia Atenas. Dos ora
dores griegos, Hipérides y Dinarco, recordaron en sus discursos el peligro que para la
supervivencia de Atenas significaban aquellos piratas. Se sabe que, hacia el 340 a.C.,
un «pirata tirreno», de nombre Postumio, atacaba naves siracusanas, pirata que sería
capturado y ajusticiado en Siracusa por Timoleón. En el año 325 a.C., los griegos
promulgaron un decreto en el que se recogían medidas de protección contra los bar
cos piratas etruscos que navegaban por el Adriático.
Cae dentro de la fábula la noticia que transmitió el filósofo e historiador griego
Arriano, que vivió en el siglo II, quien en su obra Anábasis de Alejandro aludió a la
presencia de una embajada etrusca en Babilonia, en el 323 a.C.
Por otro lado, los etruscos no intervinieron contra Roma cuando ésta hubo de
hacer frente a los samnitas que habían asolado el territorio capuano, ni tampoco
cuando Roma fue obligada a humillarse tras la derrota de Caudium (episodio de las
Horcas Caudinas), en el 321 a.C., ante el caudillo samnita Gavio Pontio.
E l p e r ío d o d e d e c a d e n c ia (311-265 a .C .)
A finales del siglo iv a.C. por Etruria se había ido extendiendo un sentimiento
claramente antirromano a la vista de la política de la total conquista de Italia. La tre
gua que en el 351 a.C. había sido firmada entre Roma y Tarquinia fue rota por esta
última nada más concluir el plazo de paz acordado. Roma adoptó la medidas perti
nentes, confiando al dictador C. Sulpicio Longo la preparación de las tropas. En
el 311 a.C. los etruscos tomaron la iniciativa asediando la colonia latina de Sutrium
(Sutri). Roma se vio en la necesidad de reorganizar el ejército de acuerdo con las di
rectrices del censor Apio Claudio. Al cabo de cuatro años de luchas Roma fue capaz
de alcanzar con sus tropas, conducidas por Q. Fabio Ruliano, el corazón etrusco al
llegar al bosque Ciminiano (entre el territorio de Volsinii y el territorio falisco), en el
cual se había atrevido a adentrarse M. Fabio Caeso. En la subsiguiente lucha, la ciu
dad del Tíber resultó vencedora, e impuso duras condiciones a los tarquinienses
(Tito Livio, IX, 37).
Vencidos éstos, y ya solventadas totalmente por Roma las dos primeras guerras sam-
niticas (343-341 a.C. y 327-304 a.C.), y después de haber intervenido en la guerra civil de
Arretium —Arezzo— (oposición de la ciudad a los Cilnii) y controlar por parte del dic
tator M. Valerio Máximo algunas sublevaciones (batalla de Ruselas), el acceso al resto
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