Page 158 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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el consulado del año 70, en el que se consumaría el proceso de transi­
       ción que, sin destruir el régimen creado por Sila, lo estabilizaría, aun­
       que  con  sustanciales  modificaciones.  Las  reformas  introducidas  du­
       rante el consulado de Pompeyo y Craso dieron nuevas dimensiones y
       posibilidades a la actividad política en Roma.
          Desde la muerte de  Sila,  el régimen introducido por el dictador
       había sido criticado por muchas razones y desde diversos puntos, en
       especial por parte de jóvenes políticos ambiciosos, a los que la nueva
       reglamentación  constitucional  imponía  un  freno  en  su  promoción
       política, pero también como consecuencia de la persistencia de pro­
       blemas sociales y económicos, algunos de ellos todavía agravados por
       la impuesta restauración. Pero si descontamos el alzamiento de Lépi-
       do y la aventura de Sertorio, más corolario de la guerra civil que opo­
       sición al nuevo sistema, la oligarquía senatorial no había encontrado
       un contraste lo suficientemente unitario y poderoso para temer por su
       continuidad. Los ataques, sin embargo, que, desde el foro o desde los
      tribunales, se lanzaban contra una dirección política de la que se po­
      nía en duda su propia legitimidad, con consignas que llamaban a lu­
      char por la liberación de la res publica y contra la dominación de una
      oligarquía, la factio paucorum, encontraron un punto de cristalización
      en los años 71-70. Dos silanos, Pompeyo y Craso, en principio no ene­
      migos del régimen, habían entrado en conflicto con él por motivos y as­
      piraciones puramente personales, pero, a diferencia de la oposición de
      los 70, ambos disponían de reales y efectivos medios de poder, que es­
      taban dispuestos a invertir: el uno, su inmensa riqueza y relaciones; el
      otro, la lealtad del ejército y sus clientelas políticas. Era lógico que am­
      bos atrajeran a los elementos descontentos, en una coalición ante la
      que el senado hubo de ceder, allanando el camino a los obstáculos le­
      gales  que se  oponían .al consulado de ambos.  Desde él,  Pompeyo y
      Craso se habían manifestado dispuestos a apoyar las exigencias de esta
      oposición, y cumplieron efectivamente sus promesas, las más dignas
      de atención, la restauración de los poderes tribunicios, la reforma de
      los tribunales y el saneamiento del senado.


      La política romana en los años 60


          El frente, sin embargo, no duró mucho: las mutuas suspicacias dis­
      tanciaron a ambos cónsules, y el distanciamiento anuló cualquier ac­
      ción efectiva ulterior. La reacción de la oligarquía atacada no se hizo
      esperar. Por un momento pareció que recuperaba las riendas del po­

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