Page 228 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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ricatura, la ironía, el sarcasmo, los tópicos de los géneros literarios por
los que transitó Luciano le permitieron sin grandes riesgos ni afirma
ciones grandilocuentes en un momento impreciso de su vida asentar
un punto de referencia heleno de cultura y moralidad frente a las prac
ticaste vida que se derivaban del orden romano.
Éste es el filósofo honesto que nos presenta Luciano. Pero el sofis
ta también nos habló de embaucadores a lo divino, que fueron funda
mentalmente dos: Peregrino Proteo y Alejandro de Abonutico. Am
bos tuvieron un notable éxito y su memoria y actuaciones alcanzaron
gran notoriedad ya durante su vida y perduraron tras su muerte. El
propio Luciano cuenta cómo se especulaba con las reliquias de Pere
grino (adv. indoctum, 14) —según su información se pagó un talento
por el bastón de Peregrino, que formaba serie junto con otros precia
dos objetos tales como los huesos de Gerión o las trenzas de Isis—, el
cristiano Atenágoras refiere la existencia de una estatua de Peregrino
que emitía oráculos (Leg., 26) y el también cristiano Tertuliano intro
dujo a Peregrino en una lista de suicidas famosos (admart., IV 2). La
numismática13, la epigrafía —probablemente a través de la onomásti
ca14 y sin duda por algunos epígrafes15— y las estatuas relacionadas
con el culto de la serpiente Glicón16 son también una prueba ineludi
ble de la prodigiosa difusión que alcanzó el oráculo fundado por Ale
Rome», AncSoc, 15-17 (1984-1986) 206— hay un término medio, en mi opinión, más
razonable. Admitir sin dificultad, como de hecho se hace, que Plutarco pudo recomen
dar en sus Consejos políticos que no se recordaran las hazañas de los griegos en las Gue
rras Médicas (814 C), porque podían utilizarse con un valor antirromano, y no admitir
que un elogio de Atenas frente a un vituperio de Roma pudo tener para el autor y su
público un significado antirromano no parece aceptable. Otra cosa es el alcance, con
sistencia y significado de las posibles opciones antirromanas, que en buena medida se
nos escapan, porque no conocemos bien el contexto en el que se expresaron. Un cui
dadoso estado de la cuestión sobre las distintas opiniones que ha suscitado el Nigrino
lo ofrece Palm, 45 y ss.
13 E. Babelon, «Le faux prophéte Alexandre dAbonotichos», Reme Numismatique,
4 (1900) 1-30; L. Robert, yí traversl’AsieMineure. Poetesetprosateurs, monnaiesgrecques, vo-
yageurs et geographic (París, 1980), 396 y ss.
14 A pesar de que Glicón es un nombre común en Asia Menor es probable que se
pueda apreciar un incremento de su uso debido a la popularidad del culto de Abonu
tico.
15 Cfr. el artículo citado de L. Robert y las referencias que en él ofrece a otras publi
caciones.
16 Sobre el tesoro de esculturas, con una magnífica de la serpiente Glicón, cfr. las re
ferencias de L. Robert, 398 n. 13; R. Lane Fox, Pagan and Christians (Nueva York, 1987),
242 y s. Para otros casos, algunos de ellos todavía inéditos, cfi. St. Mitchell, Anatolia.
Land, Men, and Gods in Asia Minor. II. The Rise of the Church (Oxford, 1993), 13 n. 24.
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