Page 249 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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no. La «sabiduría» que él predica no es «de este siglo» (1 Cor 2, 6), sino
un misterio oculto que Dios preordenó antes de los siglos. El mundo
material es metafísicamente malo, en cuanto que la materia es la últi
ma expresión del ser y se halla sometida al dominio de potencias de
moníacas (1 Cor 2, 8); el hombre sólo puede salvarse por la acción in
terior del espíritu. Esta devaluación absoluta de lo material en la vida
humana entraña un pesimismo antropológico: el hombre es conside
rado como pasajero en un mundo eminentemente satánico por desti
no natural, como actor en una cultura y en un orden social sin valor
por sí mismo. Esta radical devaluación del mundo será el soporte y
sustento de una ética y de una política totalmente pasajeras, de huida
hacia el interior y totalmente conformista hacia el exterior.
La cristiandad para Pablo formaba un grupo totalmente distinto a
de lo que Jesús pudo haber imaginado que podría ser el conjunto de
sus seguidores tras la venida del Reino34. Para el apóstol se trata de una
comunidad de amor, puramente espiritual y mística35. El Cristo total
se identifica con el cuerpo espiritual de todos los creyentes, el cual es
concebido como una comunidad similar a la que podía formarse en
tre los fieles de una religión de misterios: «vosotros sois el cuerpo, y
Cristo, la cabeza» (1 Cor 11, 3; más tarde, Ef 4, 15; 5, 23 )36. Es claro
que esta comunidad hace iguales a todos los hombres, e incluso her
manos. Pero tal idea, entre gentes conscientes de que la realidad social
y política del Imperio en el que vivían era muy otra a la suya, no ac
tuó como estimulante de un impulso de participación social, como
acicate, por ejemplo, para trabajar por reformarla. Simplemente actuó
como aglutinante de una experiencia religiosa común. Consideremos
un caso sintomático: la peor situación social de una persona en el Im
perio, la esclavitud, no era sentida por Pablo y sus cristianos como un
estado miserable contra el que se podía luchar, ya que la fe les otorga
ba el necesario consuelo al dotarles del remedio interno que permitía
sobrellevar esa lamentable situación: «Ya'no hay judío o griego; libre
o esclavo; varón o hembra, porque sois todos uno en Cristo Jesús»
(cfr. Gál 3, 28)37. Todos los problemas de la realidad histórica, durísi
34 Como es bien sabido, el concepto de Reino/Reinado de Dios aparece pocas ve
ces en Pablo (unas siete veces en las cartas auténticas) y tiene ya un significado diverso.
35 Cfr. G. Puente, Ideología e Historia, 215.
36 Cfr. H. Maccoby, Paul and Hellenism, cap. 3, «Paul and the Mystery Religions».
Londres, 1991, 54 y ss.
37 Cfr. A. LozanoA. Piñero, «Filosofía helenística y esclavitud»: Hispania Antiqua,
4 (1974), 25-48.
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