Page 255 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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que seguían su vida después de la catástrofe del 70, no disfrutaban aún
de los prerrequisitos religiosos y psicológicos para incorporarse nor
malmente a la vida del Imperio: seguían fundamentalmente apartadas
y como en un gueto,
E l po stpa u l in ism o
En el mundo de la literatura neotestamentaria postpaulina, pero
que continúa por lo general47 el espíritu del apóstol, hallamos una
cierta continuación de las ideas que acabamos de exponer. Así en la
Epístola a los Efesios, que nos parece ciertamente deuteropaulina, lee
mos: «Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne como a Cris
to, con temor y temblor, en la sencillez de vuestro corazón; no por ser
vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino como esclavos
de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios [...]. Amos,
obrad de la misma manera con ellos, dejando las amenazas; teniendo
presente que vuestro Amo y el de ellos está en los cielos, y que en él
no hay acepción de personas» (6, 5-9). Las llamadas Epístolas Pastora
les predican también la sumisión a los principios paulinos de manse
dumbre y obediencia respecto a las autoridades. Leemos en la Carta a
Tito: «Recuérdales que vivan sumisos a los príncipes y a las autorida
des: que las obedezcan, que estén prontos para toda obra buena [...]
que muestren para con todos los hombres una perfecta mansedum
bre» (3, 1-2).
La segunda generación paulina va consolidando esa tesitura social
y política respecto a la estructura del Imperio, que poco a poco, a lo
largo de los siglos m y iv, se irá conformando en un cuerpo sólido de
doctrina. El mensaje cristiano se va acomodando lentamente a las rea
lidades del mundo en el que vive48, dejando para el trasfondo de la
conciencia esa ansiosa espera del final que había caracterizado a Jesús
y a Pablo. Así, el autor de la Primera Epístola de Pedro, que en reali
dad —y aunque parezca lo contrario por el título— es un discípulo de
Pablo, se propone fortalecer a sus lectores ante las asperezas de un
47 Hay excepciones, como es bien sabido. El ejemplo típico de antipaulinismo es
la Epístola de Santiago. En parte, encontramos una tendencia antipaulina en la conside
ración de la ley mosaica como camino válido para la salvación en el Evangelio de Ma
teo. Fuera del NT, el antipaulinismo es feroz sobre todo en la secta judeocristiana de los
ebionitas. Cfr. nota 22.
48 Cfr. R. Bultmann, Teología delNuevo Testamento, Salamanca, 1981, 516 y ss., con
abundante bibliografía hasta su momento.
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