Page 42 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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ante dictum est, posita est, non modo frumenta in agris
matura non erant, sed ne pabuli quidem satis magna
copia suppetebat, (3) eo autem frumento quod flumine
Arare navibus subvexerat, propterea minus uti poterat
quod iter ab Arare Helvetii averterant, a quibus disce
dere nolebat. (4) Diem ex die ducere Haedui: conferri,
comportari, adesse .dicere. (5) Ubi se diutius duci in
tellexit et diem instare, quo die frumentum militibus
metiri oporteret, convocatis eorum principibus, quorum
magnam copiam in castris* habebat, in his Diviciaco et
Lisco, qui summo magistratui praeerat, quem vergobre
tum* appellant Haedui, qui creatur annuus et vitae
necisque in suos habet potestatem, (6) graviter eos ac
cusat quod, cum neque emi neque ex agris sumi posset,
tam necessario tempore, tam propinquis hostibus, ab
iis non sublevetur, praesertim cum magna ex parte eo
rum precibus adductus bellum susceperit; multo etiam
gravius quod sit destitutus queritur.
XVII. (1) Tum demum Liscus, oratione Caesaris
adductus, quod antea tacuerat proponit: Esse non
septentrión, no sólo no estaban aún en sazón los trigos de los campos,
sino que ni siquiera había forraje bastante. (3) Tampoco podía señarse
del trigo que había conducido en barcas por el Saona, puesto que los
helvecios hablan apartado su camino de este río y él no quería perderlos
de vista. (4) Daban largas los heduos de un día para otro, diciendo que
se estaba recogiendo, que venía de camino, que ya llegaba. (5) Cuando él
vio que le estaban entreteniendo y que se echaba encima el día en que
había que distribuir la ración a los soldados, convocó a los nobles de
aquel pueblo, que militaban con él en gran número —entre ellos estaban
Diviciaco y Lisco, que desempeñaba la magistratura suprema, llamada por
los heduos vergobreto, el cual, nombrado anualmente, tiene sobre los su
yos poder de vida y muerte— y les reprochó agriamente el que no fuera
ayudado por ellos en circunstancias tan apremiantes y estando tan cerca
los enemigos, cuando no era posible ni comprarlo, ni recogerlo de los
campos, y muy especialmente porque en gran parte había emprendido la
guerra movido por sus ruegos. Mucho más amargamente se queja por
haber sido engañado.
XVII. (1) Al fin Lisco, movido por las palabras de César, manifiesta lo
que hasta entonces había callado: Que había algunos cuya influencia ante
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