Page 88 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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pido facultas, (4) idque natura loci sic muniebatur, ut
magnam ad ducendum bellum daret facultatem, propte-
rea quod flumen Dubis, ut circino circumductum, paene
totum oppidum cingit; (5) reliquum spatium, quod est
non amplius pedum* mille sexcentorum, qua flumen
intermittit, mons continet magna altitudine, ita ut ra
dices montis ex utraque parte ripae fluminis contingant.
(6) Hunc murus circumdatus arcem efficit et cum oppi
do coniungit. (7) Huc Caesar magnis nocturnis diur-
nisque itineribus contendit, occupatoque oppido, ibi
praesidium* conlocat.
XXXIX. (1) Dum paucos dies ad Vesontionem rei
frumentariae commeatusque causa moratur, ex percon
tatione nostrorum vocibusque Gallorum ac mercatorum,
qui ingenti magnitudine corporum Germanos, incredi
bili virtute atque exercitatione in armis esse praedica
bant —saepenumero sese cum his congressos, ne vul
tum quidam atque aciem oculorum dicebant ferre
potuisse—, tantus subito timor omnem exercitum occu
pavit, ut non mediocriter omnium mentes animosque
perturbaret. (2) Hic primum ortus est a tribunis* mili-
ciudad gran abundanda, (4) y estaba tan defendida por la índole del
terreno, que se prestaba mucho a hacer una guerra larga, puesto que el
río Doubs, como trazado a compás, ciñe la ciudad casi por completo;
(5) el espacio restante, por donde no la baña el río, ocúpalo un monte
de gran altura, de manera que sus laderas caen por ambas partes sobre
el cauce de aquél. (6) Un muro que lo rodea hace de él una fortaleza
y lo une a la ciudad. (7) Allí se dirigió César a grandes marchas de no
che y de día, y, ocupada la ciudad, puso en ella una guarnición.
ΧΧΧΙΧ. (1) Mientras permanece unos días en Besançon para cargar
trigo y hacer otras provisiones, por las preguntas de los nuestros y los
rumores que propalaban los galos y mercaderes, que aseguraban que los
germanos eran de extraordinaria corpulencia y de un valor y habilidad
increíbles en el manejo de las armas —decían que, habiendo tenido mu
chos encuentros con ellos, ni siquiera habían podido soportar su aspecto
y la fuerza de sus miradas—, invadió súbitamente a todo el ejército tan
gran temor que perturbó no poco los espíritus y corazones de todos.
(2) Comenzó este miedo por los tribunos militares, los prefectos y todos
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