Page 248 - El Retorno del Rey
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Pero mientras hablaba así, para alejar el miedo hasta el final, la mirada de
      Sam  se  perdía  en  el  norte,  y  el  ojo  del  huracán,  allí  donde  el  cielo  distante
      aparecía  límpido,  pues  un  viento  frío,  que  ahora  soplaba  como  un  vendaval,
      disipaba la oscuridad y la ruina de las nubes.
      Y  así  fue  como  los  vio  desde  lejos  la  mirada  de  largo  alcance  de  Gwaihir,
      cuando llevada por el viento huracanado, y desafiando el peligro de los cielos,
      volaba en círculos altos: dos figuras diminutas y oscuras, desamparadas, de pie
      sobre una pequeña colina, y tomadas de la mano mientras alrededor el mundo
      agonizaba jadeando y estremeciéndose, y rodeadas por torrentes de fuego que se
      les acercaban. Y en el momento en que los descubrió y bajaba hacia ellos, los
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