Page 300 - El Retorno del Rey
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Le dijeron adiós y se alejaron a caballo, y saliendo por la puerta del oeste se
encaminaron a la Comarca. El poney Bill iba con ellos, y como antes cargaba
con una buena cantidad de equipaje, pero trotaba junto a Sam y parecía
satisfecho.
—Me pregunto qué habrá querido insinuar el viejo Cebadilla —dijo Frodo.
—Algo puedo imaginarme —dijo Sam, con aire sombrío—. Lo que vi en el
Espejo: los árboles derribados y todo lo demás, y el viejo Tío echado de Bolsón
de Tirada. Tendría que haber vuelto antes.
—Y es evidente que algo anda mal en la Cuaderna del Sur —dijo Merry—.
Hay una escasez general de hierba para pipa.
—Sea lo que sea —dijo Pippin—, Otho ha de andar detrás de todo eso, puedes
estar seguro.
—Metido en eso, pero no detrás —dijo Gandalf—. Te olvidas de Saruman.
Empezó a mostrar interés por la Comarca aun antes que Mordor.
—Bueno, te tenemos con nosotros —dijo Merry—, así que las cosas pronto se
aclararán.
—Estoy ahora con vosotros —replicó Gandalf—, pero pronto no estaré. Yo no
voy a la Comarca. Tendréis que deshacer vosotros mismos los entuertos: para eso
habéis sido preparados. ¿No lo comprendéis aún? Mi tiempo ha pasado ya: no me
incumbe a mí enderezar las cosas, ni ayudar a la gente a enderezarlas. En cuanto
a vosotros, mis queridos amigos, no necesitaréis ayuda. Ahora habéis crecido.
Habéis crecido mucho en verdad: estáis entre los grandes, y no temo por la
suerte de ninguno de vosotros.
» Pero si queréis saberlo, pronto me separaré de vosotros. Tendré una larga
charla con Bombadil: una charla como no he tenido en todo mi tiempo. El ha
juntado moho, y yo he sido una piedra condenada a rodar. Pero mis días de rodar
están terminando, y ahora tendremos muchas cosas que decirnos.
Al poco rato llegaron al punto del Camino del Este en que se habían despedido de
Bombadil; y tenían la esperanza y casi la certeza de que lo verían allí de pie,
esperándolos para saludarlos al pasar. Pero no lo vieron, y había una bruma gris
sobre las Quebradas de los Túmulos en el sur, y un velo espeso que cubría el
Bosque Viejo en lontananza. Se detuvieron y Frodo miró al sur con nostalgia.
—Me gustaría tanto volver a ver al viejo amigo. Me pregunto cómo andará.
—Tan bien como siempre, puedes estar seguro —dijo Gandalf—. Muy
tranquilo; y no muy interesado, sospecho, en nada de cuanto hemos hecho o
visto, salvo tal vez nuestras visitas a los ents. Quizás en algún momento, más
adelante, puedas ir a verlo. Pero yo en vuestro lugar me apresuraría, o no
llegaréis al Puente del Brandivino antes que cierren las puertas.