Page 482 - El Retorno del Rey
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antiguo, en la lengua no menos que en otros asuntos. Los Eldar, que por sobre
todo eran hábiles con las palabras, dominaban múltiples estilos, aunque hablaban
con un máximo de naturalidad en el modo que más se aproximara a su propio
lenguaje, aun más antiguo que el de Gondor. También los Enanos la hablaban con
habilidad, adaptándose sin trabajo a la compañía de los Eldar, aunque algunos
opinaban que la pronunciación era algo gutural y áspera. Pero los Orcos y los
Trolls hablaban a su antojo, sin amor por las palabras ni las cosas; y su lenguaje
era de hecho más degradado e inmundo que lo que he mostrado. No creo que
nadie desee una transmisión más fiel, aunque no es difícil encontrar ejemplos.
Todavía suele oírse un modo de hablar semejante entre gente de mentalidad no
muy distinta de la de los Orcos; monótono y repetitivo de odio y desprecio,
demasiado alejado del bien como para retener siquiera fuerza verbal, salvo para
los oídos de aquellos a los que sólo lo sórdido resulta vigoroso.
Traducciones de este tipo, por supuesto, son frecuentes por inevitables en
cualquier narración que trate del pasado. Rara vez van más allá. Pero yo las he
dejado atrás. También he traducido todos los nombres en Oestron de acuerdo con
su sentido. Cuando en este libro aparecen nombres o títulos ingleses [castellanos]
esto significa que los nombres en Lengua Común eran corrientes por ese
entonces, además, o en lugar de, los que aparecen en lenguas extrañas (de
ordinario élficas).
Los nombres Oestron eran por regla general traducciones de otros más
antiguos: como Rivendel, Fontegrís, Cauce de Plata, Playa Larga, El Enemigo, la
Torre Oscura. La significación de algunos difería: como Monte del Destino para
Orodruin, « montaña ardiente» , o Bosque Negro para Taur e-Nadaedelos,
« bosque del gran temor» . Unos pocos eran alteraciones de nombres élficos:
Lune y Brandivino, por ejemplo, derivaban de Lhûn y Baranduin.
Este procedimiento necesita quizá de una cierta defensa. Me pareció que
presentar todos los nombres en su forma original habría oscurecido un rasgo
esencial de esos tiempos tal como lo percibían los Hobbits (cuyo punto de vista
quise preservar por sobre toda otra cosa): el contraste entre una lengua
ampliamente difundida, tan ordinaria y habitual para ellos como es para nosotros
el inglés [el castellano], y los restos vivientes de lenguas mucho más antiguas y
venerables. Si todos los nombres se transcribieran tal cual, serían igualmente
remotos para el lector moderno; por ejemplo, si el nombre élfico Imladris y la
traducción Oestron Karningul se hubieran dejado los dos inalterados. Pero
referirse a Rivendel como Imladris, sería como llamar hoy Camelot a
Winchester, excepto que la identidad era indudable, mientras que en Rivendel
vivía aún un señor de renombre, mucho más viejo de lo que sería hoy Arturo si
fuera todavía rey en Winchester.
Para el nombre de la Comarca (Sûza) y todos los otros lugares de los Hobbits,
se han adoptado, pues, formas inglesas[castellanas]. Esto rara vez resultó difícil,