Page 153 - La Traición de Isengard
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como una mosca en una telaraña; sin embargo, es una mosca vieja que ha visto
muchas arañas. No me contenté con enviar únicamente un mensaje a la
Comarca. Temí al principio, como deseaba Saruman, que Radagast hubiese
sucumbido también. Pero no es así: confió en Saruman, que no le había revelado
sus propósitos. Y el mismo hecho de que Saruman hubiera engañado tan bien a
Radagast, resultó ser la ruina de su plan. Porque Radagast hizo lo que yo le pedí.
[173] Y las Águilas de las Montañas Nubladas mantuvieron la vigilancia y vieron
el alistamiento de orcos, y recibieron noticias de la huida de Gollum, y me lo
transmitieron a Orthanc. Y así ocurrió que cuando la luna todavía era joven una
noche de otoño, Gwaewar el Señor de los Vientos, [174] jefe de las águilas, vino a
mí. Le hablé y [160] me llevó por los aires antes de que Saruman se diera
cuenta, y los lobos y orcos que soltó no me encontraron.
» “¿Hasta dónde puedes llevarme?”, le pregunté a Gwaewar
» “Muchas leguas”, me dijo, “pero no hasta el fin de la tierra De haber sabido
que querías volar, habría traído ayuda. Me enviaron como el portador más veloz
de [?noticias]”.
» “Entonces, tendré que conseguir un caballo”, dije, “uno de velocidad
insuperable, pues nunca tuve tanta prisa”.
» “En ese caso, te llevaré a Rohan”, me dijo, “pues no está muy lejos.
Porque en Rohan [añadido: los Jinetes de la Marca], siguen viviendo los Rohiroth,
[175] amos de los caballos, y no hay caballos como los de esa tierra”.
» “¿Podemos confiar todavía en ellos?”
» “Pagan a Mordor un tributo… de caballos cada año”, me dijo Gwaewar,
“pero no han caído aún bajo el yugo; [176] sin embargo, si Saruman se ha vuelto
malo, su ruina no está lejos”.
» Llegué a Rohan poco antes del alba, y allí conseguí un caballo como nunca
había visto.
—Ciertamente es un corcel estupendo —dijo [Elrond >] Aragorn—. Y me
entristece saber que Sauron recibe tales tributos. Porque en los caballos de Rohan
hay una ascendencia… que se remonta a los Días Antiguos.
—Por lo menos uno se ha salvado —dijo Gandalf—, pues allí recibí mi
caballo gris, al que he llamado Crin Gris. Ni siquiera el Jefe de los Nueve podría
ir en un caballo tan incansable; y durante el día el pelo le reluce como plata, y de
noche es tan invisible como una sombra. Tan veloz fue mi viaje desde Rohan, que
[177]
llegué a la Comarca una semana antes del día fijado, y fui a su casa y
descubrí que se había ido. De hecho, allí encontré a los Sacovilla-Bolsón y fui [?
despachado]. Me dirigí a ver al Tío y resultó difícil calmarlo; pero yo mismo
necesitaba que me calmaran, pues entre su charla confusa alcancé a oír que los
Jinetes habían venido al marcharte tú; y cabalgué hasta Los Gamos y lo encontré
alborotado. Pero vi Cricava rota y vacía, y en el umbral recogí una capa que