Page 268 - La Traición de Isengard
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300).  Rápidamente,  este  manuscrito  se  vuelve  muy  complejo  a  través  de  un
      proceso  que  podría  llamarse  « inicios  falsos  superpuestos» .  La  forma  de  CA
      ahora se ha alcanzado bastante hasta el punto en el que Keleborn dice: « Ya veo
      que todavía no sabéis qué hacer»  (cf. CA p. 508). Hay que señalar que Ingold
      fue cambiado posteriormente, en las dos apariciones que hay en el diálogo del
      comienzo, primero por Piedra de Elfo y luego por Trotter (véanse pp. 325-326).
      Ahora Keleborn dice: « ¿Y no están los puentes de Osgiliath rotos y los pasos del
      río ahora en manos del Enemigo desde su último ataque?» . [379]   Pero desde el
      punto mencionado, la historia está desarrollada de esta forma:
        —Veo que no sabéis qué hacer y que aún no habéis trazado ningún plan —
      dijo Keleborn—. No me corresponde elegir por vosotros, pero os ayudaré en lo
      que pueda. ¿Hay entre vosotros algunos capaces de manejar una embarcación
      en un río poderoso?
        Boromir rió. [320]
        —Yo nací entre las montañas y el mar, en la frontera de Tierra de las Siete
      Corrientes [380]  —dijo—, y el Río Grande pasa por Ondor.
        —He viajado en bote por muchos ríos —comentó Ingold—, [381]  y Legolas
      es del pueblo elfo del Bosque Negro, que usa balsas y botes en el Río del Bosque.
      Por  lo  menos  uno  de  los  hobbits  es  del  pueblo  ribereño  que  vive  a  orillas  del
      Baranduin. Y los demás por lo menos podrán quedarse sentados quietos. Todos ya
      han  pasado  por  tales  peligros  que  creo  que  un  viaje  en  bote  no  parecerá  tan
      terrible como podría haber sido antes.
        —Eso  está  bien  —dijo  Keleborn—.  Entonces  os  proveeré  de  dos
      embarcaciones pequeñas. Serán pequeñas y livianas, pues si vais lejos por el río,
      habrá sitios donde tendréis que transportarlas: están los saltos de Rhain donde el
                               [382]
      Río cae desde la barranca de las Colinas Verdes,   y otros sitios por los que
      ningún bote puede pasar. [Lo siguiente se tachó tan pronto se escribió: Haré esto
      para mostraros mi buena voluntad. Durante un breve trecho os guiarán dos Elfos,
      pero no permitiré que nadie de mi pueblo se aleje mucho del río en estos días
      malignos.  Mas  cuando  dejéis  el  Río,  como  deberéis  hacer  sin  importar  qué
      camino decidáis tomar al final, sólo os pido que no destruyáis mis botes salvo
      para evitar que caigan en manos de los orcos, y que los saquéis a la playa y] De
      esta forma vuestro viaje será menos trabajoso durante un tiempo, aunque quizá
      no menos peligroso. ¿Quién puede decir hasta dónde seréis capaces de llegar por
      agua? Y el regalo de los botes no decidirá vuestro objetivo: puede que retrase
      vuestra elección, pero al final tendréis que salir del Río y marchar al este o al
      oeste.
        Ingold agradeció a Keleborn repetidas veces en nombre de la Compañía. La
      oferta de los botes lo reconfortó mucho, y también alegró a la mayoría de los
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