Page 278 - La Traición de Isengard
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Ya no parecía peligrosa o terrible, ni llena de un poder oculto; pero parecía
hermosa al estilo élfico más allá del deseo del corazón. Ahora se le aparecía a él
(desde su negativa en el jardín) [394] como los elfos son vistos por los hombres de
los últimos días: presente y, no obstante, remota, una visión viviente de aquello
que ya ha descendido mucho por las corrientes del tiempo.
Cito en su totalidad el texto del consejo de Keleborn a la Compañía:
Mientras comían y bebían, sentados en la hierba, Keleborn les habló otra vez
del viaje, y alzando la mano señaló al sur los bosques que se extendían más allá
de la Lengua.
—Cuando vayáis aguas abajo —dijo— veréis que durante un trecho los
árboles continúan. Pues desde la antigüedad el Bosque de Lórien fue mucho
mayor [añadido: que el pequeño reino que aún mantenemos entre los ríos]. [395]
Incluso entonces el mal aparecía rara vez bajo los árboles que quedan [añadido:
desde los días antiguos]. Pero al final descubriréis que los árboles van
disminuyendo, y entonces el río os llevará a través de una región árida y
pedregosa / antes de correr [sustituido: serpenteando entre las Colinas de la
Frontera antes de caer] por la perezosa región del Nindalf. Los hombres lo
llaman el Cancha Aguada, una tierra cenagosa donde las corrientes son tortuosas
y están muy divididas: allí el Río Entaguas afluye desde el Este. Del otro lado
están [tachado: Emyn Rhain las Colinas de la Frontera y] las Tierras de Nadie,
las tristes Uvanwaith que se extienden delante de los pasos de Mordor. Cuando los
árboles disminuyan, deberéis viajar sólo al anochecer e incluso entonces con
mucha cautela. Las flechas de los orcos son amargas y vuelan recto. No sé si
continuaréis vuestro viaje por el río después de los saltos. Pero más allá del
Entaguas puede ser que [331] [Ingold >] Piedra de Elfo [396] y Boromir
conozcan las tierras lo suficientemente bien como para no necesitar esta
advertencia. Si decidís ir al oeste hacia Minas Tirith, será mejor que dejéis el río
donde la isla de Toll-ondren se alza en la corriente encima je los saltos de Rosfein
y crucéis el Entaguas sobre las ciénagas, pero seréis sabios si no remontáis
demasiado la corriente, ni corréis el riesgo de perder el rumbo en el Bosque de
Fangorn. Pero estoy seguro de que no debo darle esa advertencia a un hombre de
Minas Tirith.
—Sí que hemos oído hablar de Fangorn en Minas Tirith —dijo Boromir—.
Pero lo que he oído me ha parecido en gran parte cuentos de viejas, adecuados
para niños. Pues todo lo que se encuentra al norte de Rohan está para nosotros tan
lejos ahora que es posible imaginar cualquier cosa. Desde hace tiempo Fangorn
es una frontera [del reino de Anárion >] de nuestro reino; pero han pasado