Page 62 - La Traición de Isengard
P. 62
dijeron que buscase; y además me hicieron una descripción que encaja bastante,
si me permite.
—¿De veras? ¡Venga entonces esa descripción! —dijo Frodo, un poco
impaciente por el lento discurrir de los pensamientos del señor Mantecona.
—Un hombrecito rollizo de mejillas rojas —contestó el posadero con una
sonrisa—. Perdón, pero él lo dijo, no yo.
Folco [> Pippin] rió entre dientes, pero Sam pareció indignado.
—¿Él lo dijo? ¿Y quién era él? —preguntó Frodo rápidamente.
—Oh, era el viejo Gandalf, si usted sabe a quién me refiero. Un mago dicen
que es, pero cierto o no cierto, es un buen amigo mío. Muchos buenos favores me
[50]
ha hecho. « Cebadilla» , me dijo hará cuestión de más de un mes, en agosto,
si no recuerdo mal, una noche que vino tarde. Estaba muy cansado, e
inusualmente sediento. « Cebadilla» , me dice, « quiero que hagas algo por mí» .
« Sólo tienes que decirlo» , comenté yo. « Quiero que estés atento a unos hobbits
que vendrán de la Comarca» , continuó él. « Puede que sean un par, quizá más.
Será a finales de septiembre, [51] si es que vienen. Espero estar con ellos, y
entonces lo único que tendrás que hacer será servirnos tu mejor cerveza. Pero si
no, podrán necesitar ayuda. Uno será Frodo Bolsón, si es el grupo correcto: un
gran amigo mío, un hombrecito rollizo…»
—¡De acuerdo! —exclamó Frodo, riéndose a pesar de su impaciencia—.
¡Continúe! Ya hemos oído eso.
Cortado en su ímpetu, el señor Mantecona se detuvo.
—¿Por dónde iba? —preguntó—. Ah, sí. « Si ese Frodo Bolsón viene por
aquí» , dijo él, « dale esto» ; y me entregó una carta. « Guárdala bien y en
secreto, y no la olvides, si es que tu cabeza es [59] capaz de mantener algo tanto
tiempo. Y no se lo menciones a nadie» . He guardado esa carta conmigo día y
noche desde que él me la diera.
—¡Una carta para mí de Gandalf! —interrumpió Frodo con ansiedad—.
¿Dónde está?
—¡Ah! —gritó triunfalmente el señor Mantecona—. ¡Usted no niega el
nombre! El viejo Cebadilla puede sumar dos más dos. Pero es una pena que no
confiara en mí desde el principio. —De un bolsillo interior sacó una carta sellada
y se la pasó a Frodo. [52] En el exterior ponía: A F. B. DE G. j. —Hay otra cosa
que debo decirle —empezó de nuevo el señor Mantecona—. Supongo que puede
encontrarse en problemas, viendo que Gandalf no está aquí, y ellos han venido,
tal como él me advirtió.
—¿Qué quiere decir? —preguntó Frodo.
—Los jinetes negros —dijo Mantecona—. « Si ves a unos jinetes de negro» ,
me comentó Gandalf, « ¡espera problemas! Y mis amigos necesitarán toda la
ayuda que puedas darles» . Y han venido, ayer y el día anterior. [53] Todos los