Page 66 - La Traición de Isengard
P. 66
comentario original de Odo en RS 197; y sigue:
Folco [> Pippin] se tranquilizó; sin embargo, Sam no se acobardó y continuó
mirando a Trotter de mala manera.
—Si estuviera actuando, podría interpretar un papel —dijo—. Me gustaría
saber qué pruebas nos ha dado de que es quien dice ser.
Trotter se rió. [63]
—¡No olvides la carta de Mantecona, Sam! —exclamó—. ¡Piénsalo! Sin
duda que Mantecona es el verdadero Mantecona, a menos que todo Bree
estuviera embrujado. ¿Cómo podrían aparecer las palabras no es oro todo en su
carta y en la mía, a menos que las dos las hubiera escrito Gandalf? Puedes estar
seguro de que Gandalf no le dio la oportunidad a un espía de conocer que la carta
de Mantecona existía. Y aunque así fuera, un espía no podría conocer las
palabras clave sin haberla leído. ¿Cómo podría haber sucedido sin el
conocimiento de Mantecona?
Sam se rascó la cabeza larga y pensativamente. —Ah —comentó al fin—.
Diría que habría sido difícil. Pero ¿qué le parece esto? Podría haberse deshecho
del verdadero Trotter, robándole su carta y, luego, sacándola como lo hizo,
después de oír la de Mantecona y ver cómo se presentaba la mano. No pareció
muy dispuesto a mostrarla. ¿Qué me responde?
—Que eres un individuo audaz —dijo Trotter—. Veo por qué Gandalf te eligió
para que acompañaras a tu amo. No te rindes. Me temo que mi única respuesta,
Sam, es ésta. Si yo hubiese matado al verdadero Trotter, podría matarte a ti, y ya
lo hubiera hecho sin tanta charla. Si quisiera el Anillo, podría tenerlo… ¡ahora! —
Se incorporó y de pronto pareció más alto. Le brillaba una luz en la cara,
penetrante e imperatoria. Los hobbits no se movieron. Incluso Sam se quedó
mirándolo, boquiabierto—. Pero soy por fortuna el verdadero Trotter —dijo,
mirándolos, el rostro suavizado por una repentina sonrisa—. Soy Aragorn hijo de
Celegorn, y si por la vida o por la muerte puedo salvaros, lo haré.
Hubo un largo silencio.
Al fin Frodo habló titubeando:
—¿Entonces los versos de la carta se referían a ti? —pregunto—. En un
principio pensé que eran tonterías.
—Tonterías, si así lo prefieres —contestó Trotter—. No te preocupes por ellos.
Han servido su propósito.
—Si quieres saberlo —comentó Frodo—, creí en ti antes de que entrara
Mantecona. No estaba intentando confiar en ti, sino que me esforzaba por no
hacerlo, siguiendo tus propias enseñanzas. Me asustaste varias veces esta noche,
pero nunca como lo hubiera hecho un servidor del Enemigo, o así me lo [64]
parece al menos. Pienso que un espía del Enemigo… bueno, hubiese parecido
más hermoso y al mismo tiempo más horrible. Tú… bueno, contigo es al revés.