Page 43 - Tratado sobre las almas errantes
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las leyes generales de la escatología, pues en ella no ha existido el tiempo escatológico como alma
separada por la simple voluntad de Dios. Estos casos muestran que la voluntad de Dios se puede
imponer por encima de las leyes generales que rigen la escatología.
Ahora bien, estos tres casos no estaban en la mente de Benedicto XII cuando escribió esa
claúsula. Porque esos tres casos son excepciones a la escatología, pero no al hecho de ir de
inmediato a una de las tres moradas retributivas. La Virgen fue inmediatamente al Cielo. Enoc y
Elías siguen como viadores, puesto que no han muerto 103 . De ahí que estos casos (y no conocemos
otros en las Escrituras) no estaban en la mente del pontífice.
Lo que está claro es que la redacción de la citada constitución para nada tenía en mente la
tesis intermediacionista, pues nadie había formulado tal hipótesis aún, sino que la constitución se
escribió para zanjar cualquier duda que pudieran haber dejado las afirmaciones personales del Papa
Juan XXII, acerca de que las almas de los difuntos no recibían su recompensa eterna hasta la
resurrección, sino que permanecían en un estado de existencia inconsciente hasta el Juicio Final.
Pues como escribió Ratzinger: En el texto de los Padres, él [Juan XXII] descubrió la
doctrina de la espera para el Cielo, la cual, como hemos visto, dominó el entero periodo
patrístico 104 . Por lo tanto, no cabe duda de que la intención magisterial fue acabar con esa
concepción escatológica de un estado universal de espera para todas las almas antes de entrar en la
retribución. La intención fue ésa y no la de de responder a la específica controversia escatológica
que aquí se ha planteado, pues ninguna polémica se había suscitado al respecto. Pero a pesar de que
ésta fuera la intención de Benedicto XII, lo cierto es que el texto de la Constitución Benedictus
Deus afirma lo que está contenido en sus palabras. Aunque no fuera su intención responder a
ninguna polémica sobre el juicio particular, de hecho contiene una enseñanza respecto a él.
Enseñanza a la que nos debemos atener.
Conclusiones
Es cierto que en Benedictus Deus la afirmación secundum Dei ordinationem communem así
como la expresión inferna admiten interpretaciones. Interpretaciones que sin hacer ninguna
violencia al texto no excluirían el esquema intermediacionista. Ahora bien, la carta Super
quibusdam liga la entrada al purgatorio al hecho de estar in gratia, y la carta Sub catholicae
professione une la condenación eterna a la muerte en pecado mortal. Siguiendo la máxima de que
los textos oscuros deben interpretarse a la luz de los textos claros, parecería que aquí el texto más
amplio debe ser leído a la luz del documento que contenga alguna especificación.
El problema es que, aun admitiendo que hay que estar en gracia para ir al purgatorio, queda
sin resolver por qué Benedicto XII enseñó que aquello era sólo la ordenación 105 común divina. Toda
esta polémica se hubiera resuelto si hubiera determinado de forma categórica que tal era la
ordenación divina y punto. Si hubiera escrito eso, tal cosa hubiera constituido una proposición
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“Pero haré que mis dos testigos profeticen durante 1260 días, cubiertos de sayal (...) Pero cuando hayan
terminado de dar testimonio, la Bestia que surja del Abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará” (Ap 11, 3 y 7).
Joseph Ratzinger, Eschatology: Death and Eternal Life, pg. 136.
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105 Ordinatio: 1. Ordenación, disposición. 2. Ordenanza. 3. Administración.
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