Page 50 - Tratado sobre las almas errantes
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2.5       Revelaciones privadas


                   El 13 de mayo de 1917, Lucía, la vidente de Fátima, Lucía, le preguntó a Nuestra Señora
            acerca de dos amigas suyas recientemente fallecidas. Lucía preguntó:

                        ¿María  das  Neves  ya  está  en  el  cielo?"  Nuestra  Señora  respondió:  "Sí,  ya  está".  Entonces  Lucía  le
                   preguntó sobre otra conocida suya que había fallecido a la edad de veinte años. "¿Y Amelia?". Nuestra Señora
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                   contestó: "Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo".

                   La pregunta que cualquiera puede hacerse es qué pecados había cometido aquella chica para
            estar en el purgatorio hasta el fin del mundo. No consta que hubiera asesinado a nadie en aquel
            pequeño pueblo,  no consta que cometiera terribles acciones.  ¿Por qué entonces semejante pena?
            Además, ¿por qué la Virgen no solicita que se rece por ella para que salga pronto del purgatorio?
            ¿Por qué no anima a la pastorcilla a que alguien lucre en favor de ella una indulgencia plenaria? No
            sólo no hace esto, sino que con certeza afirma que estará allí hasta el día del Juicio Final.
                   Según la concepción intermediacionista, de acuerdo a los patrones generales que aparecen
            en los relatos de estos espíritus a los exorcistas, lo que sucedió con Amelia se podría deducir con
            facilidad.  No  serían  los  pecados  de  Amelia  los  que  impedirían  su  entrada  en  el  cielo,  sino  la
            decisión de la voluntad de Amelia. Y así ella, con menos faltas que otros pecadores, seguiría sin
            purificarse mientras no admitiera sus errores. Porque no son los pecados que haya cometido los que
            impiden recibir la purificación, sino la resistencia a pedir perdón.

                 Otro argumento que se puede dar a favor de esta tesis, es la visión que tuvo santa Faustina
            Kowalska. La cual en su Diario escribió lo siguiente:

                      Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que había muerto hacía dos meses antes. Era una de
                  las hermanas del primer coro. La vi en un estado terrible. Toda en llamas, la cara dolorosamente torcida. [La
                  visión] duró un breve instante y desapareció. Un escalofrió traspasó mi alma y aunque no sabía donde sufría, en
                  el purgatorio o en el infierno, no obstante redoblé mis plegarias por ella.
                      La noche siguiente vino de nuevo, pero la vi en un estado aun más espantoso, entre llamas más terribles. En
                  su cara se notaba la desesperación.  Me sorprendió mucho el que después de las plegarias que había ofrecido por
                  ella la viera en un estado más espantoso y pregunté: ¿No te han ayudado nada mis rezos? Me contestó que no le
                  ayudaron nada mis rezos y que no le iban a ayudar. Pregunté: ¿Y las oraciones que toda la Congregación ofreció
                  por ti, tampoco te han ayudado?  Me contestó que nada. Aquellas oraciones fueron en provecho de otras almas.
                  Y  le  dije:  Si  mis  plegarias  no  te  ayudan  nada,  hermana,  te  ruego  que  no  vengas  a  verme.  Y  desapareció
                  inmediatamente. Sin embargo yo no dejé de rezar.
                      Después de algún tiempo volvió a visitarme de noche, pero en un estado distinto. No estaba entre llamas
                  como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría y me dijo que yo tenía el amor verdadero al
                  prójimo, que muchas almas se aprovecharon de mis plegarias y me animó a no dejar de [interceder] por las almas

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                     Se trata ésta de una cita que en el libro La Virgen de Fátima de C. Barthas, en la edición de 1963 (C. Barthas,
            La Virgen de Fátima, Rialp, Madrid). Pero que en la versión de 2004, se ha decidido (se presume que por parte del
            autor) eliminar, dejando sólo la siguiente referencia genérica al tema: “No obstante, los pequeños videntes contaron que
            la Señora les había tranquilizado sobre la suerte eterna de dos jovencitas que acababan de morir en la parroquia, una de
            las cuales estaba ya en el Cielo, y la otra en el purgatorio”, C. Barthas, La Virgen de Fátima, Rialp, Madrid 2004, pg.
            67. La cita de la versión primitiva también aparece reflejada en el libro de Leo Madigan, Fatima Handbook, donde se
            dice: “ -¿Y Amelia? –Ella estará en el purgatorio hasta el fin del mundo (she will be in purgatory until the end of the
            world)”, Leo Madigan, Fatima Handbook, MPG. Books Ltd., Bodmin 2001, pg. 5.
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