Page 40 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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las cámaras funerarias evidencian el elevado nivel de su cultura material y espiritual. La
escritura jeroglífica altamente desarrollada, y perfeccionada por los sacerdotes, describe las
glorias del imperio. Hacia 2500 a. de C., los sumerios avanzaban hacia Babilonia. En el año
2350 a. de C., el rey semita Sargón fundó el primer gran imperio que conoce la historia. Los
únicos datos sobre el desarrollo histórico paralelo en el continente americano nos los proporciona
el historiador español Fernando Montesinos, quien sitúa el origen de la dinastía inca de los Reyes
del Sol en el tercer milenio a. de C.
El nuevo orden
Nada existía durante mucho tiempo, únicamente la tierra y las montañas. Esto es lo
que los Dioses nos enseñaron. Ésta es la ley de la Naturaleza. También mi pueblo
está sujeto a dicha ley. Es lo bastante poderoso para confiar en la mas importante ley
del mundo. ¿Pero qué sentido tiene la vida para nosotros si no luchamos? ¿Qué
sentido tiene si los Blancos Bárbaros quieren exterminarnos? Nos han privado de
nuestra tierra y cazan a los hombres y a los animales. Los gatos monteses
desaparecen con rapidez. Ya sólo quedan algunos jaguares allí donde hace unos años
abundaban. Cuando hayan desaparecido, moriremos de hambre. Nos veremos
obligados a rendirnos a los Blancos Bárbaros. Pero ni siquiera esto les satisface.
Exigen que vivamos según sus propias leyes y costumbres. Mas nosotros somos
hombres libres del sol y de la luz, y no deseamos llenar nuestros corazones de
pesadumbre con sus falsas creencias. No queremos ser como los Blancos Bárbaros,
que pueden estar felices y llenos de alegría incluso cuando sus hermanos están
infelices y tristes. No nos queda, por tanto, otra alternativa que la de recoger la Flecha
Dorada, luchar, y morir tal como Lhasa —el Hijo Elegido de los Dioses que llegó para
fundar un nuevo imperio y proteger a los Ugha Mongulala de la destrucción— nos
enseño.
Lhasa dejó tras sí el poder y la gloria. Había decisiones y gobierno. Los hijos
nacieron. Muchas cosas ocurrieron. Y el Pueblo Escogido adquirió aún mayor fama
cuando reconstruyó Akakor con argamasa y cal. Pero los Servidores Escogidos no
trabajaban. No construían fortalezas ni residencias. Dejaron esta tarea para las
Tribus Sometidas. No tenían necesidad de pedir, ni de mandar, ni de utilizar la
violencia, ya que todos obedecían con alegría a los nueras señores. Y el imperio
se extendió. Grande era el poder de los Servidores Escogidos. Sus leyes
imperaban sobre las cuatro esquinas del imperio.
Lhasa restauró la fama de los Ugha Mongulala. Las fronteras, apaciguadas y seguras:
las tribus hostiles, derrotadas; las Tribus Aliadas, sometidas al servicio militar, tal y
como Lhasa, el Hijo Elegido de los Dioses, había ordenado. Pero Lhasa no sólo
restableció el poder exterior del imperio sino que también renovó el orden interior del
territorio. Lhasa dividió a los Ugha Mongulala en rangos y en clases, y por primera vez
el legado de los Dioses quedó registrado en leyes escritas. Durante miles de años,
éstas han regido la vida de mi pueblo. Únicamente serian modificadas y completadas
tras la llegada de los 2.000 soldados alemanes muchos siglos después.
«Hemos de dividir nuestras tareas.» Así habló y decidió Lhasa. Y así fueron
renovados los rangos y distinguidas las clases. Todos los títulos y dignatarios —el
príncipe, el sumo sacerdote y los ancianos del pueblo— fueron nombrados de
nuevo. Éste fue el origen de los rangos y de las clases. Éste fue el nuevo orden del
Hijo Elegido de ¡os Dioses, y que determinó la vida de los Ugha Mongulala.
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Según las leyes escritas de Lhasa, el príncipe es el jefe de los Ugha Mongulala. Él es
el más alto servidor de los Dioses, el descendiente de los Maestros Antiguos y el
gobernador de las Tribus Escogidas. El pueblo lo llama el Elegido, porque los Dioses
le han escogido para administrar el imperio. No es elegido por el pueblo. El oficio de
príncipe es hereditario y se transmite de padre a hijo, al que a partir de los once años
los sacerdotes enseñan el legado de los Dioses. Éstos le instruyen en la historia de las
Tribus Escogidas y le preparan para su futura tarea con ejercicios físicos y espirituales.