Page 11 - Vive Peligrosamente
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En aquel entonces éramos, simplemente, muchachos que no teníamos
más remedio que educamos como hombres enteros, dispuestos a
enfrentamos con la lucha por la vida.
Los excesos estudiantiles, tales como el alcoholismo y el juego, tan
fustigados y comentados en las películas, en mi época de estudiante
formaban parte del pasado.
Ignoro el nombre del periodista que me dio el apodo de "scarface". No
le guardo rencor alguno, a pesar de que su forma de apelarme me recuerde
las aventuras del lejano Oeste, los tiempos de héroes como Cooper, o la
idea romántica que el vulgo se ha formado sobre los "gangsters" de
Chicago, considerados en su época poco menos que como reyes.
Puedo afirmar formalmente que las cicatrices de mi rostro no son
consecuencias de duelos a cuchillo sostenidos en los ambientes de los bajos
fondos. Me las "gané", diciéndolo de una forma simplista, de un modo
"honrado".
No ignoro que la antigua costumbre, alemana y austriaca, de los duelos
a espadas entre estudiantes se considera en algunos países como una
salvajada. También sé que dichos duelos –que todavía se sostienen en
algunos países latinos, entre círculos militares y universitarios–, no pueden
ser comprendidos por la mentalidad de otros países. Sin embargo, quiero
explicar el "porqué" de esta costumbre y "romper una lanza" por dichos
duelos.
Es natural que se critique esta costumbre si se considera
equivocadamente que se trata de un privilegio de clase, que, como tal,
contribuye a fomentar una diferencia entre las distintas clases. Algunas
críticas extranjeras se han apoyado en este aspecto de los duelos.
Considero justo, también, que muchas de las costumbres estudiantiles
fueran consideradas como superadas y pasadas de moda. A pesar de ello,
era de vital importancia que las reformas fueran introduciéndose
paulatinamente y no de una forma brutal, tal y como sucedió en el III
Reich, ya que la antigua costumbre de los duelos estudiantiles no
perjudicaba a nadie y podía ser considerada, en cierto modo, como un
apoyo de la fuerza conservadora de nuestro Estado.
El duelo a espada era sencillamente, un medio educativo y como tal fue
ejercido durante mucho tiempo, Combatíamos basándonos en la idea de
medir nuestras fuerzas, nuestra destreza, no siendo, por tanto, considerado
como una vergüenza ser herido por nuestro adversario. No obstante, aquel
que intentaba evitar la herida desviando la cabeza era sancionado. Todos