Page 146 - Vive Peligrosamente
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A medida que pasaban los días fueron aumentando los ataques de los
rusos. La artillería enemiga no cesaba de machacar nuestras posiciones, y
los ataques de los rusos, periódicamente, conseguían romper nuestro frente,
obligándonos a rechazar sus ataques empleando todas nuestras fuerzas.
Llegó un momento en que ambos bandos luchábamos
ininterrumpidamente, como demonios enfurecidos, para defender la patria,
el honor y nuestras vidas. Uno de los días tuvimos una desagradable
sorpresa. Fuimos atacados por los soviets con un nuevo tipo de tanque, que
no habían utilizado hasta entonces. Se trataba del "panzer", que, más tarde,
fue conocido por el "T–34". Comprobamos entonces que,
desgraciadamente, los cañones de 5 cms. de nuestros tanques no podían
hacer mella en las corazas de los colosos que nos atacaban.
Pudimos lograr que la infantería enemiga no llegara hasta nuestras
trincheras, lo que nos costó un gran esfuerzo. Pero lo que no conseguimos
fue el detener el avance implacable de aquellas nuevas e infernales
máquinas. No tuvimos, entonces, que hacer frente a un ataque masivo. Pero
los treinta tanques que nos atacaron nos ofrecieron una muestra de lo que
nos esperaba. Aquello motivó que no pudiéramos sentirnos tranquilos ni un
solo minuto.
Los campos de trigo que se extendían más allá de las colinas que
ocupábamos, y que no habían sido segados, enmascaraban unas inmensas
sombras grises que nos parecían alucinantes, enloquecedoras, ya que sus
largos cañones no cesaban de apuntarnos y se movían de derecha a
izquierda, o viceversa, según el caso. Estos cañones no paraban de disparar
contra nosotros y sobre todo lo que se les ponía delante. Pero nuestros
soldados no se dejaban amedrentar y se lanzaban sobre ellos, siempre que
tenían una ocasión propicia, con el "cocktail–Molotow" entre sus manos.
Es preciso recuerde que, por entonces, no disponíamos aún de las armas
adecuadas para combatir eficazmente a tales tanques, ya que las que
formaban parte de nuestro arsenal no eran lo suficientemente potentes para
destruirlos. Por esta razón, el "soldado desconocido" descubrió lo que
nosotros bautizarnos con el nombre de "cocktail–Molotow", que consistía
en una botella de cristal llena de bencina y cerrada herméticamente con un
corcho por el que, previamente, se había pasado una mecha. Al atacar al
tanque, el soldado encendía la mecha y, acto seguido, rompía la botella
contra las planchas de acero que recubrían el motor del blindado.
Inevitablemente, el incendio se extendía por todo el blindaje. ¡Creo que era