Page 17 - Vive Peligrosamente
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conducta motivó que los estudiantes le consideraran como proscrito por no
          haber aceptado las leyes de honor entonces usuales. De lo que podía
          deducirse que Schirach se basaba en su poder para vengarse de una afrenta
          personal, cosa que, desgraciadamente, sucede con frecuencia.
            La nueva Asociación Estudiantil  Nacional–socialista Alemana
          (NSDSTB) tenía que demostrar de lo que era capaz. Esta opinión estaba
          plenamente  compartida por los estudiantes austriacos que trataron sobre
          dicho tema en varias reuniones a las que yo asistí.
            Sin embargo, nosotros, los austriacos, que, a pesar de que nuestro país
          fuese vecino de Alemania, éramos  más extrovertidos  y estábamos  más
          compenetrados que los  propios alemanes, con la idea de una reforma
          deseábamos hallar una forma de vida revolucionaria para nuestras
          asociaciones, pero que no destruyese las antiguas tradiciones que podían ser
          consideradas como convenientes.
            Cuando, finalmente, Austria se unió a Alemania de un modo definitivo
          en el año 1938, afirmé públicamente: "Espero un entierro de 'primera clase'
          para las asociaciones estudiantiles austriacas, a pesar de  que las
          asociaciones alemanas han tenido un entierro de 'tercera clase' y a pesar de
          su comportamiento estrictamente nacionalista frente a la doctrina del III
          Reich".
            Los altos jerarcas del partido  NSDAP me  proporcionaron  muchos
          quebraderos de cabeza en aquella época. A estos quebraderos no escaparon
          los prohombres y dirigentes de las asociaciones estudiantiles austriacas.
            A pesar de todo  no perdí las esperanzas de que las asociaciones
          estudiantiles llegarían a asimilar plenamente las nuevas formas educativas.
          Mas, desgraciadamente, tuve que enfrentarme con algunas decepciones en
          tal aspecto. La vida estudiantil de las Escuelas Superiores llegó a perder
          mucho de su antiguo brío; hasta llegó a hacerse monótona y gris. Cualquier
          iniciativa personal era saboteada desde arriba. Con ello se perdió el
          privilegio del individualismo.
            Lo más interesante, en lo que se refiere a  este problema, es que el
          dirigente de las asociaciones estudiantiles del Reich, Gustav Scheell, al que
          llegué a  conocer personalmente  al  final del otoño de 1943, aceptaba, en
          cierto  modo, las ideas que yo defendía. Coincidió conmigo cuando le
          propuse que se restaurasen las  antiguas reglas. Hasta llegamos  a planear
          presentarnos ante Hitler para exponerle nuestras ideas una vez que
          hubiésemos ganado la guerra.
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