Page 18 - Vive Peligrosamente
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Deseábamos que el Tercer Reich volviera a aceptar los  duelos
          estudiantiles, que a la sazón restaban prohibidos terminantemente, así como
          sus ventajas educativas; era de vital importancia que los miembros de las
          diversas asociaciones disfrutasen de mayor libertad de acción  y, lo más
          perentorio .de todo, que volviera a renacer la vida.
            Durante el tiempo que cursé mis estudios superiores solía pasar una o
          dos tardes cada semana en el campo  de deportes. No tenía un especial
          interés en  convertirme en un "recordman", pero deseaba ser un buen
          deportista. Nunca llegué a destacar en las pruebas de atletismo debido a la
          excesiva largura de mis piernas. Pero logré destacar en saltos de pértiga, en
          lanzamiento de disco y en otros deportes parecidos. Hasta conseguí aprobar
          con facilidad los exámenes deportivos de Austria.
            El Instituto  Deportivo de las Escuelas Superiores de Viena tenía a
          disposición de las  mismas varios pabellones de deportes y diversas salas
          destinadas a tales fines, incluyendo en ellas la destinada a los ejercicios de
          tiro al blanco. Estos ejercicios eran  considerados de importancia y había
          anualmente unos exámenes especiales para ellos.
            No pasó mucho tiempo sin que lograse buenas calificaciones en el tiro a
          pistola; pude hasta presentarme en  concursos como representante de la
          asociación estudiantil a la que pertenecía. Tomé parte en las competiciones
          nacionales entre Academias, que se celebraban todos los años.
            En el concurso del año  1931 conseguí hacer 56  blancos de los 60
          exigidos, colocándome a  la cabeza de la clasificación general en la que
          estuve hasta el último día de las  competiciones. ¡Había  sentado un
          precedente; pues, hasta entonces, nadie había logrado hacer 56 blancos!
            Pero el último día, en la fase final, llegó un licenciado de Graz que logró
          57 blancos. ¡Uno más que yo! Aquel titulado fue el ganador absoluto de la
          prueba,  y  yo le felicité sinceramente a pesar de la  decepción que sufrí:
          juntos festejamos por la noche su victoria. Desde entonces el tiro a pistola
          fue una de mis  mayores aficiones,  y me convertí en apasionado
          coleccionista de armas cortas. También  me  dediqué a entrenarme
          asiduamente.
            Años más tarde, cuando tuve mi Licenciatura, en 1936, me presenté a
          los exámenes austriacos para conseguir el título nacional en "Phentalon".
          Se exigía hacer una marcha de atletismo ligero con una mochila a la
          espalda, que pesara cincuenta kilos, con un recorrido de 25 kilómetros de
          distancia, a la que iba unida una prueba de tiro Con pistola de pequeño
          calibre.
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