Page 234 - Vive Peligrosamente
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Pero, al llegar mi turno, manifesté:
–Soy austriaco, mi Führer. Con ello creo decirlo todo. Considero que la
separación del sur del Tirol, el trozo de tierra más bello que hemos poseído,
es una "espina" que, siempre, lleva clavada en el corazón todo austriaco.
Me pareció, en aquel momento, que Adolf Hitler me traspasaba con la
mirada.
Tenía una estatura mediana y estaba ligeramente inclinado. Al cabo de
pocos segundos de silencio, dijo:
–Los caballeros aquí reunidos pueden retirarse a excepción de Skorzeny.
Quiero intercambiar con usted unas cuantas impresiones.
No me pasó por alto el hecho de que Hitler pronunciase correctamente
mi nombre. Me sentí muy orgulloso y me pregunté si su ayudante le habría
informado sobre mi "pique" con él.
Me encontré "mano a mano" con "mi dueño y señor". El Führer se había
plantado ante mí. Me di cuenta de que era mucho más bajo que yo y que se
inclinaba hacia delante. Súbitamente, se mostró animado al hablar
conmigo. Pero, tanto sus gestos como su actitud siguieron siendo parcos.
Me miró insistentemente y, al poco, comenzó a hablar:
–Tengo para usted una misión de suma importancia. Mussolini, mi
amigo y nuestro fiel colaborador, fue traicionado ayer por su propio rey y,
hoy mismo, ha sido arrestado por sus propios conciudadanos. No quiero, ni
puedo, dejar en la estacada al hombre más importante de Italia. El Duce
significa, para mi, la encarnación del último cónsul romano. No ignoro que
Italia nos dará la espalda en cuanto esté regida por el nuevo gobierno.
Quiero ser fiel a mi compañero hasta el último momento. Por ello, me veo
obligado a ayudarle en estos momentos tan difíciles. No tenemos más
remedio que rescatarle lo antes posible ya que, en caso contrario, será
puesto en manos de los aliados. Le he escogido para que cumpla esta
misión tan delicada, porque sé que es un hombre responsable y no ignora
que, tal vez, pueda llegar a ser de vital importancia. Debe dejarlo todo para
dedicarse a esa importantísima tarea en cuerpo y alma. Sólo de esa forma
podrá conseguir resultados satisfactorios.
Hizo una pausa y continuó:
–Pero lo que más importa es que tenga en cuenta que la misión que le
encomiendo debe guardarse en el más completo secreto. Sólo le permito
que hable de ella a cinco personas. Tengo la intención de volverle a
destinar a la Luftwaffe, donde tendrá que ponerse a las órdenes del general
Student, al que ya conoce. Ya le he informado de la misión que le