Page 266 - Vive Peligrosamente
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En agosto el almirante Canaris se reunió, en Venecia, con su colega
italiano, general Amé. No pudimos menos de preguntarnos:
"¿Acaso la obstinación del Servicio Secreto italiano ha podido más que
el deseo de Hitler de aclarar tan extraño misterio? ¿Estaba decidido Canaris
a tomar en sus manos las riendas de las acciones alemanas que giraban en
torno a nuestro asunto?
El mariscal de campo Kesselring aprovechó el 29 de julio de 1943,
fecha en la que Mussolini cumplía 60 años, para hacer algunas
indagaciones sobre el paradero del Duce, ante el mariscal Badoglio.
Adolf Hitler envió a Italia, bellamente encuadernadas, las obras del
filósofo Nietzsche. Kesselring "se dio por enterado" y dijo al mariscal
Badoglio que tenía orden de ofrecer al Duce, personalmente, el regalo. Pero
el intento resultó infructuoso: Badoglio le contestó que no podía
complacerle en aquella ocasión.
Mientras tanto, la situación de Roma se había hecho sumamente
desagradable en el transcurso de pocas semanas. Nos dimos cuenta de que
muchas divisiones italianas estaban siendo emplazadas cerca de la Ciudad
Eterna, y de que la operación iba siendo efectuada de una manera paulatina.
Sabíamos perfectamente a qué atenemos, a pesar de que los italianos se
obstinaban en afirmar que la concentración de tropas era una medida de
seguridad para el caso de que se produjera un ataque aliado.
La División de paracaidistas alemanes, reforzada por algunas unidades
del Estado Mayor alemán y de la Luftwaffe, se enfrentaba a siete divisiones
cuyas fuerzas nos sobrepasaban en número. Llego un momento en que
perdimos el control de las fuerzas italianas que, diariamente, se
concentraban en Roma.
Mi pequeño servicio de información secreta nos aseguró, al cabo de
unos días, que Benito Mussolini se encontraba en un hotel de montaña
situado al pie de la cumbre del Gran Sasso.
A partir de aquel momento trabajamos febrilmente para recoger todos
los datos y mapas que pudieran orientarnos sobre la topografía del terreno
de aquella zona. Con gran consternación nos enteramos de que el hotel en
cuestión fue terminado cuando estalló la guerra, por lo que no figuraba en
ninguna clase de mapas. La única información que pudimos obtener al
respecto fueron las descripciones de un alemán que vivía en Italia y que, el
año 1938, había pasado sus vacaciones de invierno en el, entonces, recién
inaugurado hotel. También pudimos hacernos con otras informaciones por