Page 310 - Vive Peligrosamente
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el frente ruso me afirmaban en sus cartas que el ambiente descorazonador
          que reinaba entre ellos a causa de los "desplazamientos estratégicos", había
          cambiado de golpe cuando se enteraron de  mi  acción. Muchos de los
          hombres que luchaban duramente en los pantanos y en las grandes estepas
          de Rusia sintieron renacer sus esperanzas de que la guerra pudiera terminar
          con nuestra victoria.
            El comprobar que había contribuido a que renacieran las esperanzas de
          mis camaradas que luchaban en el frente, me causó un gran bien.
            Una cosa es cierta y nadie puede atreverse a negarla: el rescate de
          Mussolini, entonces, causó una impresión profunda en el mundo entero y
          fue comentado por todos. Me siento muy orgulloso, por mis camaradas, de
          que aquellos comentarios hechos durante la guerra, incluso los hechos por
          nuestros enemigos, fueron totalmente favorables y nunca se emplearon para
          hacer cualquier clase de propaganda contra Alemania o contra el ejército
          alemán.
            Hace relativamente poco tiempo,  me enteré, gracias a una inesperada
          visita que me hizo un soldado alemán que estuvo prisionero en Rusia, de
          que nuestra  acción había causado un gran efecto psicológico sobre el
          pueblo ruso.
            Mi amigo me explicó que en septiembre de 1943 estaba en un campo de
          concentración del Este, cerca de Ucrania. El, personalmente, estaba en la
          enfermería dicho día y  fue testigo  de que los oficiales ucranianos,
          encargados de la vigilancia del campo, se emborrachaban como cosacos
          celebrando de esa forma el éxito de nuestra empresa. Se sintieron de tan
          buen humor, que trataron benévolamente a todos los  prisioneros,
          ofreciendo, incluso, a mi amigo, una copa de coñac, cosa que estaba
          estrictamente prohibida. Este, que por entonces hablaba un perfecto ruso,
          conversó con uno de los oficiales, que le dijo:
            –Ahora, después del gran éxito que acabáis de tener en Italia, el ejército
          alemán volverá a atacar aquí, en Rusia, y no cabe duda de que vencerá.
          Pronto veremos rodar los tanques sobre nuestra tierra, y entonces la guerra
          terminará para ambos.
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