Page 100 - El Misterio de Belicena Villca
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morir en el año 547, y “subir al Cielo por un camino custodiado por Angeles”
según presenciaron muchos monjes, las bases del “monacato occidental”
estaban echadas: ése era “el momento” largamente esperado por los Golen para
irrumpir en los países continentales de Europa.
En el siglo V los Golen se encuentran concentrados mayormente en Irlanda
y comienzan a infiltrarse en la Iglesia Católica. Uno de los suyos es San Patricio,
a quien envían al Continente para estudiar la Doctrina Cristiana y tomar contacto
con miembros de la Fraternidad Blanca: regresa en el año 432, procedente de
Roma, investido de Obispo y con la autorización papal para evangelizar Irlanda.
Inmediatamente funda muchos monasterios, algunos realmente importantes
como los de Armagh y Bangor donde se celebrarían Sínodos y existirían escuelas
religiosas, en los que se apresuran a ingresar masivamente los Golen de Irlanda
y Gran Bretaña. Los siguientes ciento treinta años, desde la muerte de San
Patricio en 462 hasta la partida de San Columbano en el año 590, son empleados
por los Golen a fin de dar forma a la “Iglesia de Irlanda”, vale decir, a fin de
organizar su futuro asentamiento continental.
El año 590 señala “el momento” histórico en que los planes de la
Fraternidad Blanca para la participación de los Golen empiezan a ejecutarse
rigurosamente. El “lugar” donde los Golen desarollarán el Colegio de
Constructores de Templos ya está listo: son los monasterios de la Orden de San
Benito. Y ya ha sido elegido Papa el monje benedictino Gregorio, que años antes
en Constantinopla recibe la orden de la Fraternidad Blanca de “convocar a los
monjes irlandeses”, es decir, a los Golen, e integrarlos a la Orden de San Benito.
Nada más que esa llamada necesitaban los Golen para actuar y en ese mismo
año 590 parte hacia Francia San Columbano, procedente del gran monasterio de
Bangor, junto con doce miembros de la plana mayor. En Francia se le suman
seiscientos Golen y se dedican a fundar monasterios basados en la Regula
Monachorum: cuentan en todo momento con el apoyo de San Gregorio Magno,
quien recibe a San Columbano en Roma más de una vez. Luego del de Anegray
establece el monasterio de Luxeuil, de vasta influencia en la región, y el famoso
de San Golen, a orillas del lago Zurich, entre muchos otros. San Columbano
muere en el año 615, en el monasterio lombardo de Bobbio, dejando su misión
prácticamente cumplida: cientos de monasterios en las Galias, en Suiza y en
Italia, es decir, en los antiguos asentamientos celtas, bajo la dirección de los
“monjes irlandeses”, Golen, e integrados a la Orden de San Benito.
Hay que recordar que en el año 589 se desarrolla el III Concilio de Toledo
donde el Rey Recaredo, por influjo del Obispo de Sevilla San Leandro, se declara
“católico romano”, junto con la Reina y toda la corte del Reino visigodo. No debe
sorprender, pues, que los Golen se precipiten en España a partir del nefasto año
590. Sin embargo, esa reaparición causó enorme sorpresa a los Condes de
Turdes Valter que no esperaban volver a ver a los Golen en la península, por lo
menos mientras durase en ella la ocupación goda. Mas tal imprevisión tenía su
causa en la suposición de que los Golen permanecerían paganos y no se
“someterían” a la Iglesia Católica: esta suposición fue una ingenuidad, como la
realidad se encargó de demostrarlo bien pronto, pues los Golen aspiraban a
controlar a la Iglesia Católica luego de “someterse” a ella. Los Condes de
Turdes Valter, que también pertenecían a la Iglesia y eran nobles hispano godos,
emplearon entonces toda su influencia para impedir la expansión benedictina en
el Sur de España, objetivo que lograron ampliamente: los Golen, como es lógico,
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