Page 111 - El Misterio de Belicena Villca
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Normandía, Flandes, Francia, Borgoña, Italia, y concluye en Sicilia, se halla
                 sometida a la influencia directa de los Golen de Cluny.
                        Cabe agregar sobre Hildebrando, un dato que no debe ser jamás olvidado:
                 su origen judío. Hildebrando, en efecto, era bisnieto de Baruk, el banquero judío
                 que se convirtió al cristianismo y que fue cabeza de la familia Pierleoni, un linaje
                 que influyó durante siglos en las elecciones papales. Gracias al dinero de los
                 Pierleoni, por ejemplo,  Hildebrando había logrado la elección de Alejandro II y
                 apoyo para sus propios planes. Y la Banca Pierleoni, por supuesto, era muy
                 caritativa; y su caridad, desde luego, tenía directo beneficiario: la Congregación
                 de Cluny, donde sus hermanos de Raza y  los Golen preparaban el Gobierno
                 Mundial del Pueblo Elegido.
                        Poner a punto el plan de los Golen demandará un ensayo preliminar: esa
                 prueba general de verificación de potencialidades será la Primera Cruzada. En
                 1078, Gregorio VII  y la plana mayor Golen reciben dos noticias simultáneas: la
                 más importante es la que proviene de  la Fraternidad Blanca, en la que los
                 Inmortales aprueban al fin, el traslado a Europa de las Tablas de la Ley, ocultas
                 durante veinticinco siglos en Jerusalén, en las proximidades del Templo de
                 Salomón. La otra noticia viene del Imperio de Oriente, que está cercado por un
                 poderoso despliegue militar de los Turcos seldaschukos, quienes ya ocuparon
                 Irán, Bagdad, Siria, Palestina, gran parte del Asia Menor, y acaban de apoderarse
                 de Jerusalén. Esas noticias deciden a los Golen sobre la forma en que ensayarán
                 sus fuerzas: predicarán la Cruzada, mas, en principio, ésta no apuntará al
                 objetivo principal sino a uno secundario; se divulgará la necesidad caballeresca
                 cristiana de prestar ayuda a la Iglesia bizantina contra los turcos; si ese llamado
                 da los resultados esperados, recién entonces se anunciará el deber de “liberar a
                 Tierra Santa”; y solamente si este último reclamo es obedecido, sólo así, se
                 emprenderá la misión a Jerusalén para buscar la Clave del Templo de Salomón.
                 Porque ocurre que la recuperación del Secreto del Pueblo Elegido no es fácil: si
                 estuvo oculto veintiún siglos no es porque nadie lo hubiese buscado y encontrado
                 antes, sino porque su encubrimiento fue deliberado y cuidadoso y empleó
                 técnicas esotéricas; su localización actual exigiría el envío de un equipo de
                 Sacerdotes Iniciados en la Cábala acústica y numeral, para leer y pronunciar
                 correctamente las Palabras que abrirían el Cerrojo del Secreto: y ese equipo sí,
                 que debería ir en el momento justo, contando con la máxima seguridad, porque
                 de esa operación dependería el éxito o fracaso de una  Estrategia planificada
                 sistemáticamente durante seiscientos años.
                        El Sínodo de Clermont del año 1095 es empleado por el Papa Golen
                 Urbano II, reciente prior de Cluny, para llamar a la guerra contra los infieles y
                 liberar a la Iglesia de Oriente: –”esta guerra es, explicaba Urbano  II, una
                 peregrinación de Caballeros armados”;  “habría indulgencias especiales para
                 todos los que tomasen la cruz y, tan complacientes estarán los Cielos con la
                 Cruzada, que luego sobrevendrá un extraordinario período de Paz de Dios”–.
                 Pedro el Ermitaño, un predicador popular, reúne una multitud de cien mil
                 personas carentes de preparación militar y de medios, la que pronto será
                 exterminada; en cambio el ejército de Caballeros francos, flamencos y
                 normandos, causa la admiración de los Golen: están alistados en él, Godofredo
                 de Buillón, Señor de la  Lorena, con sus dos hermanos Balduino y Eustaquio;
                 Roberto de Flandes; Roberto de Normandía; Raimundo de Tolosa; el Señor


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