Page 145 - El Misterio de Belicena Villca
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España La región de Huelva

                        De acuerdo a lo referido por quienes habían entrado y salido de la Caverna
                 Secreta, el trabajo realizado durante tantos siglos por los Iniciados que allí
                 permanecían había dotado al sitio de algunas comodidades. En efecto, aunque
                 desde el principio se convino en no introducir objetos culturales, lo cierto es que
                 Noyos y Vrayas fueron tallando pacientemente la piedra de la Caverna y
                 modelaron sillas, mesa, lechos, altar, y una representación de la Diosa del Fuego
                 Frío. Y frente al Rostro de Pyrena, ardía una vez más la Flama de la Lámpara
                 Perenne.
                        Pero el Rostro de la Diosa no surgía ahora de un meñir sino que estaba
                 esculpido sobre una gigantesca estalagmita verde. Tampoco existía un
                 mecanismo que hiciese abrir los Ojos ya que estos habían sido profundamente
                 excavados y estaban siempre abiertos, prestos a revelar a los Iniciados la
                 Negrura Infinita de Sí Mismo. Frente al  Rostro, yacía el altar, que consistía en
                 una columna cúbica rematada por dos escalones: la superficie del escalón
                 superior llegaba al nivel del mentón de la Diosa y, sobre ella, había un agujero
                 vertical en el que se introducía la empuñadura de la Espada Sabia hasta el arriaz,
                 de suerte tal que la misma quedaba parada y alineada con la Nariz de la Diosa,
                 como si fuese un eje de simetría del Rostro; de ese modo, la Piedra de Venus,
                 que estaba engastada en la cruz de la empuñadura, aparecía en el centro de la

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