Page 24 - El Misterio de Belicena Villca
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que duró otros tantos miles  de años y en la cual oficiaron nuevamente como
                 Sacerdotes de las Potencias de la Materia. Los Atlantes  blancos, en tanto,
                 siguieron siempre hacia el Este, atravesando Europa y Asia por una ancha franja
                 que limitaba en el Norte con las regiones árticas, y desapareciendo
                 misteriosamente al fin de la pre-Historia: sin embargo, tras de su paso, belicosos
                 pueblos blancos se levantaron sin cesar, aportando lo mejor de sus tradiciones
                 guerreras y espirituales a la Historia de Occidente.
                        Mas ¿a dónde se dirigían los Atlantes blancos? A la ciudad de K'Taagar o
                 Agartha, un sitio que, conforme a las revelaciones hechas a mi pueblo, era el
                 refugio de algunos de los Dioses Liberadores, los que aún permanecían en la
                 Tierra aguardando la llegada de los últimos combatientes. Aquella ignota ciudad
                 había sido construida en la Tierra hacía millones de años, en los días en que los
                 Dioses Liberadores vinieron de Venus y se asentaron sobre un continente al que
                 nombraron “Hiperbórea” en recuerdo de la  Patria del Espíritu. En verdad, los
                 Dioses Liberadores afirmaban provenir de “Hiperbórea”, un Mundo Increado, es
                 decir, no creado por el Dios Creador, existente “más allá del Origen”: al Origen lo
                 denominaban Thule y, según Ellos, Hiperbórea significaba “Patria del Espíritu”.
                 Había, así, una Hiperbórea original y una  Hiperbórea terrestre; y un centro
                 isotrópico Thule, asiento del Gral, que reflejaba al Origen y que era tan inubicable
                 como éste. Toda la Sabiduría espiritual de la Atlántida era una herencia de
                 Hiperbórea y por eso los Atlantes blancos se llamaban a sí mismos “Iniciados
                 Hiperbóreos”. La mítica ciudad de Catigara o Katigara, que figura en todos los
                 mapas anteriores al descubrimiento de América situada “cerca de China”, no es
                 otra que  K'Taagar, la morada de los Dioses Liberadores, en la que sólo se
                 permite entrar a los Iniciados Hiperbóreos o Guerreros Sabios, vale decir, a los
                 Iniciados en el Misterio de la Sangre Pura.
                        Finalmente, los Atlantes partieron  de la península ibérica. ¿Cómo se
                 aseguraron que las “misiones” impuestas a los pueblos nativos serían cumplidas
                 en su ausencia? Mediante la celebración de un pacto con aquellos miembros del
                 pueblo que iban a representar el Poder de los Dioses, un pacto que de no ser
                 cumplido arriesgaba algo más que la muerte de la vida: los colaboradores de los
                 Atlantes morenos ponían en juego la inmortalidad del Alma, en tanto que los
                 seguidores de los Atlantes blancos respondían con la eternidad del Espíritu. Pero
                 ambas misiones, tal como dije, eran esencialmente diferentes, y los acuerdos en
                 que se fundaban, naturalmente, también lo eran: el de los Atlantes blancos fue un
                 Pacto de Sangre, mientras que el de los Atlantes morenos consistió en un Pacto
                 Cultural.
                        Evidentemente, Dr. Siegnagel, esta carta será extensa y tendré que
                 escribirla en varios días. Mañana continuaré en el punto suspendido del relato, y
                 haré un breve paréntesis para examinar los dos Pactos: es necesario, pues de
                 allí surgirán las claves que le permitirán interpretar mi propia historia.


                 Segundo Día


                        Comenzaré por el Pacto  de Sangre. El mismo significa que los Atlantes
                 blancos mezclaron su sangre con los representantes de los pueblos nativos, que
                 también eran de Raza blanca, generando las primeras dinastías de Reyes

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