Page 407 - El Misterio de Belicena Villca
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incluirán en la Estrategia de la Batalla Final. Y, lo descuento, mucho le
agradecerán el hacerles conocer esta carta. Si no me he equivocado con Ud., si
su Sangre es Pura y presiente Ud. la Nostalgia del Origen, sé que no vacilará en
cumplir mi postrer deseo.
En segundo término, si algún día llega a conocer a mi hijo, quiero que le
narre la última parte de esta historia, que le haga saber que he muerto segura del
triunfo de la Causa del Espíritu, que he visto con claridad el Final de la Historia y
la inminencia de la Batalla Final. No crea que requiero esto por sentimentalismo,
por un tonto interés en tranquilizar a mi hijo: he tratado de liberarlo a Ud. por
todos los medios a mi alcance y, si Ud. responde y despierta, llegará de todos
modos a ver al Noyo Guardián de la Espada Sabia. Entonces, como un favor
especial, en recuerdo de Belicena Villca, quien le reveló a Ud. el Camino, le
dará mi mensaje. Conozco perfectamente la conducta que debe sostener la
madre de un Guerrero Sabio. Una madre hiperbórea, es siempre Hija de la
Gran Madre Ama y no puede, así, ser esclava de la Materia, de la Madre
Tierra, de la Shakti, de Binah, es decir, no puede sucumbir al instinto
maternal, ciego e irresponsable. ¡Oh Madre Pura Ama, Virgen de Agartha, he
escuchado tu Voz!:
“Mis Hijos,
los Hombres de Piedra,
son Guerreros Sabios,
y nada debe aplacar su Furor.
Destruido será
el Indigno de Espíritu.
El Cobarde, el Traidor,
y maldita la Matriz que los Forjó.
Mi Semilla de Piedra
enciende el Fuego Frío
en el Corazón.
Llenos de Ira,
cargados de Valor,
marchan a la Batalla Final
los Guerreros del A-mort.
Y la Madre del Espíritu,
y las madres del dolor,
expresan la Gracia y la Alegría
si Ellos mueren con Honor.”
Así habla tu Voz, Celosa Madre Ama, y no seré Yo quien te contradiga. Mi
hijo es tu Guerrero, y su Destino, Tu Voluntad. En nada afecto su Valor enviando
mi último saludo con el médico hiperbóreo, pues si él llega hasta Noyo, también
será entonces un Guerrero sabio.
Y ahora vamos a las recomendaciones: Dr. Siegnagel, no puedo dejar de
advertirle que el “Secreto Mortal” guardado por nosotros entraña un terrible
peligro, extensible a todo aquel que intervenga en su protección. Supongo que no
sabrá por dónde comenzar la búsqueda. Pues bien, para empezar vaya a Tafí del
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