Page 443 - El Misterio de Belicena Villca
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–Pero ¿qué era él durante la guerra? –pregunté intrigado– ¿civil o militar?
–Militar; Oficial de las Waffen . Mayor o algo así. Debes tener presente
que en 1938 Yo me casé con tu padre y vine a la Argentina perdiendo contacto
con él por muchos años.
Kurt ya por el 32 era Jefe de Escuadra, es decir, Faehnleinsführer, de la
Juventud Hitleriana o Hitlerjugend, en la colectividad germana de Egipto.
Gracias a una gestión de Papá, que por su título nobiliario gozaba de cierta
influencia en Alemania, en 1938 partió para estudiar a una de las escuelas
Napola, Nationalpolitischen Erziehugsanstalten, de Berlín. Después sólo le vi
en tres ocasiones, la última antes de partir hacia la Argentina, en las Navidades
de 1937; luego pasarían 10 años hasta que en 1947 apareció por aquí. Durante
ese tiempo no supe mucho de él, pues recibía cartas a razón de una por año y
nunca directamente, ya que Kurt escribía a Egipto y de allí Papá las enviaba aquí.
De modo que no sé casi nada sobre su carrera; sólo lo poco que me pudo
contar en la correspondencia de sus años de estudiante y menos durante la
guerra, en que se mostraba parco por demás. Sé que en la escuela Napola
sobresalió por su conocimiento de las lenguas de Medio Oriente y esto le valió
para realizar varios cursos especiales, pero no conozco específicamente en qué
consistían.
Recuerdo que en sus primeros años estaba feliz, porque se le había
permitido ingresar a una división de la escuela Napola llamada, si no me
equivoco Fliejer H-J, donde se impartía entrenamiento aéreo; pero te repito poco
es lo que supe de él luego de su graduación en 1937. Ingresó a alguna división
especial de las , mas, por lo que estoy enterada, jamás combatió. Su función
era algo vinculada al Servicio Exterior pues casi toda la guerra la pasó en el Asia.
Y eso es todo. En 1945 fue dado oficialmente por muerto pues su destino, se dijo,
era Berlín en el mes de Abril, cuando esta ciudad cayó en manos de los Rusos.
Su cadáver fue “hallado” en un avión carbonizado que no pudo despegar por
recibir un disparo ruso de artillería.
Se nos notificó –prosiguió Mamá– de su muerte y mucho lo lloramos hasta
que en 1947, sorpresivamente, se hizo presente aquí. El resto ya te lo he dicho;
fue ayudado por los Kameraden y con una nueva identidad se aprestaba a
comenzar “otra vida” en la Argentina. Según dijo en esa ocasión, era preferible
desaparecer para siempre, ya que si los aliados sospechaban de su existencia no
tardarían en buscarle. Creo que es una decisión que debemos respetar ¿no te
parece? –me miraba esperanzada en que mi “curiosidad” estuviera satisfecha.
Decidí continuar interrogando antes que reaccionara.
–Sí Mamá, lo comprendo y te agradezco cuanto me has dicho, pero falta lo
principal. ¿Adónde está ahora tío Kurt? –le disparé a boca de jarro y pareció que
la pregunta provocaría su desmayo.
–Arturo, hijo mío, eres adulto e inteligente ¿por qué preguntas lo que la
prudencia aconseja no saber? El está bien; nadie le ha molestado en todos estos
años y sería de desear que nadie lo haga antes de su cercana muerte. –Algo
pasó por su mente y se quedó mirándome boquiabierta–. ¿No estarás pensando
ir tú a verlo? ¡Oh no!
Debes sacarte esa idea de la cabeza. El ha vivido 35 años en un mismo
sitio y todos le conocen en su nueva personalidad. Sería una torpeza poner en
peligro tal cobertura por un capricho.
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