Page 454 - El Misterio de Belicena Villca
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mismo, pero nos entretendrá con descripciones y asociaciones múltiples,
susceptibles de interpretación racional, que nos crearán la ilusión de una
comprensión y un progreso, tal como conviene a la Sinarquía.
“Existe un daltonismo sensorial y un daltonismo gnoseológico”,
escribió alguna vez el gran epistemólogo Luciano Allende Lezama. Se puede
agregar que “existe también un daltonismo semiótico”: es el que padecen quienes
no pueden ver la verdad de un símbolo y que debe ser sanado previamente a la
búsqueda de un “Conocimiento Oculto”. Para no ser engañado. Para no ser
usado por la Sinarquía.
Sin una clara visión de lo simbólico y un adecuado discernimiento moral,
es imposible acceder al conocimiento de la Sabiduría Hiperbórea, la que, por otra
parte, no está en las Escuelas Exotéricas. La falta de estas virtudes, o, el
desprecio por las mismas, lleva al adepto-daltónico a la búsqueda de los
“fenómenos” y del Poder, a seguir disciplinas “orientales” sin comprenderlas o a
ceder a la fascinación de “investigaciones cientificistas” en parapsicología
(Kámara Kirlian, psicobioenergética, y otras patrañas).
El peligro está en que dichas Escuelas “Ocultas” (con Personería Jurídica,
Razón Social y teléfono) no vacilan en prometer, a gentes de dudosa capacidad
espiritual, pero útiles a sus planes, todo tipo de Poderes y “experiencias
liberadoras”. Por supuesto: el progreso vendrá “luego”, después de unas cuantas
“Iniciaciones”, “progresando” en los “grados internos”.
“No se ayuda a un pobre –dice C. G. Jung– con que le pongamos en la
mano una limosna más o menos grande, a pesar de que así lo desee. Se lo
ayuda mucho más, cuando le señalamos el camino para que, mediante el
trabajo, pueda librarse duramente de su necesidad. Los mendigos
espirituales de nuestros días están, por desgracia, en exceso inclinados a
aceptar en especie la limosna de Oriente, es decir a apropiarse sin
reflexionar de las posesiones espirituales de Oriente e imitar ciegamente su
manera y modo”.
Todos estos razonamientos me llevaban a una conclusión: En quien busca
Poder fenoménico parapsicológico –taumaturgia– hay siempre un ignorante o un
desinformado. En quien promete otorgarlo, sólo puede haber una voluntad
perversa. De aquí que hubiese decidido considerar “coincidencia sincronística” a
cualquier posible relación entre el rapto espiritual del dia 21 de Enero y el sismo
simultáneo. ¡Podían estar tranquilos en el Valhala Belicena Villca y todos sus
antepasados de la Casa de Tharsis, y los Dioses Liberadores, y todo aquel Ser
espiritual que observase mi conducta!: para mí, el término de la visión mística
señalaba el fin de la experiencia trascendente: ni Yo disponía de un Poder que
operase sobre la Materia, ni deseaba tenerlo. Las Potencias de la Materia no
habian conseguido engañarme esta vez y, posiblemente, nunca volverían a
lograrlo.
Estas reflexiones las hacía mientras pasaban los kilómetros velozmente y
Salta se abría generosamente en sus valles y quebradas. “Entre zonas de
coloridos y enhiestos picos, se suceden las cuestas con exuberante
vegetación y enmarcadas por rocas de agreste apariencia, algunas famosas
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