Page 524 - El Misterio de Belicena Villca
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Expresión de su miserable ineptitud y del drama de su ignorancia, la
interrogación, a partir de la razón, de su lógica, le permite emitir inferencias,
proposiciones, y establecer juicios. Pero el conocimiento obtenido exclusivamente
a partir de la razón, por la interrogación a la realidad del mundo, entraña una -
violencia y una rebeldía embozada. La interrogación lleva implícita la posibilidad
de la respuesta y en esta implicación hay algo soberbio y arrogante. Interroga el
que orgullosamente “sabe” que será saciado en su saber. Esta rebeldía, este
orgullo, esta arrogancia, en fin, esta violencia que subyace en la interrogación es,
por supuesto, totalmente inútil, toda vez que no facilita la liberación del hombre
de su encadenamiento a las formas ilusorias de la materia.
El error moral de la interrogación como “medio para conocer” se evidencia
en toda su absurda contradicción cuando el hombre afirma el “derecho” a
preguntar, es decir cuando establece que es jurídica y moralmente lícito el
obtener conocimiento por la interrogación. Porque si es lícito y hasta aconsejable
practicar la interrogación, sín límites ni vallas morales hacia la cosa cuestionada
(sin tabúes), no tardaremos en ver al hombre fieramente plantado cara a cara con
Dios interrogándole, posibilidad absurda que conduce inevitablemente a la
negación de Dios (ateísmo), a confesar la imposibilidad de esta pregunta
(agnosticismo) o a las más perturbadoras hipótesis que son sólo eso, respuestas
probables pero no verdaderas respuestas.
La Gnosis, corriente filosófica a la que se refirió bastante Belicena Villca,
afirmaba la posibilidad de “salvarse” por medio del conocimiento (gnosis), pero
este “conocimiento” no debía ser obtenido de manera racional. Como decía
Serge Hutin: “La gnosis, posesión de los Iniciados, se opone a la vulgar pistis
(creencia) de los simples fieles. Es menos un ‘conocimiento’ que una revelación
secreta y misteriosa”. “... La gnosis constituye una vez que ha sido alcanzada, un
conocimiento total, inmediato, que el individuo posee enteramente o del que
carece en absoluto; es el ‘conocimiento’ en sí, absoluto, que abarca al Hombre,
al Cosmos y a la Divinidad. Y es sólo a través de este conocimiento –y no por
medio de la fe o de las obras– que el individuo puede ser salvado”.
Existe entonces otra vía para “conocer” y, aunque una conspiración
oscurantista haya borrado de la Historia Oficial a la Gnosis y su Sabiduría
Iniciática, fue a la manera “gnóstica” que hallé la solución para comunicarme con
la Voz.
Es que efectivamente hay una forma de obtener conocimiento “más allá”
de la razón, sin caer en la mecánica de la pregunta y la respuesta, de la
comparación y la conclusión, del análisis y la síntesis, en fin, de la dialéctica. Y es
sumamente sencilla. Consiste en disponer el Espíritu para recordar, en forma
análoga a la actitud asumida por la conciencia cuando “busca” un recuerdo en la
memoria.
En este caso no se trata de adoptar una postura contemplativa, de “mente
en blanco”, sino de una acción dinámica, que “busca” sin “preguntar”.
La sabiduría de comprender esto estriba en aceptar el hecho de que la
conciencia es “orientable”, “direccionable” hacia zonas de la mente.
Cuando deseamos recordar algo, la razón puede interrogar o no, pero el
recuerdo viene inexorablemente. Por ejemplo ¿qué corbata usé en la fiesta de
Juan Pérez? y la respuesta viene automáticamente –la corbata verde–. Pero
seamos sinceros ¿es una verdadera “respuesta” la obtenida? o cuando quisimos
saber qué corbata usamos dispusimos la mente a “buscar” el recuerdo de la
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