Page 569 - El Misterio de Belicena Villca
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–Oh Djowo: Vos sois para nosotros un  Shivatulku, es decir, una
                 manifestación de Shiva. Estos perros que veis aquí, son un obsequio de nuestra
                 comunidad para quien exhibe tan claramente el Signo de Bhairava: la hembra se
                 llama “Kula”, y el macho “Akula”.
                        Era el último regalo que  hubiese esperado recibir de los kâulikas. Iba a
                 protestar pero el Guru no admitía réplica: –¡Vielen dank! dije solamente.
                        –Vuestro compañero Von Grossen, que  compartió varios meses nuestra
                 mesa, nos ha confiado que los Iniciados de la   sois capaces de detener a un
                 mastín enfurecido por medio de un grito.
                        Asentí con un gesto:
                        –En efecto –dije–. Todo Iniciado   debe demostrar que es capaz de
                 imponer el Señorío del Espíritu sobre todas las criaturas animales de la tierra, por
                 más salvajes que sean.
                        –Ah –suspiró el Guru–. Nos resulta difícil imaginar vuestro mundo así
                 como a vosotros se Os torna casi imposible representar el nuestro. Más que las
                 Razas, nos separa un Universo de Símbolos, un Muro de Ilusión plantado por el
                 Gran Engañador. Vosotros a menudo os conformáis con palabras vacías, vale
                 decir, os contentáis con palabras que representan ideas, ideas que tienen poco
                 peso en la realidad, ideas  que son tan ilusorias como  las restantes formas de
                 Maya. El Signo que vos portáis os hace  distinto al resto de los mortales. Sin
                 embargo ni vos, ni vuestros Gurúes,  sabéis cómo demostrar esa supremacía.
                 Pues bien, con esta simple pareja de dogos, Oh Bhattaraka, vos haréis lo que
                 nadie, salvo que porte también el Signo de Shiva, es capaz de hacer en este
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                 Mundo: Os revelaremos un Kilkor   que os permitirá comandar mentalmente
                 a ambos mastines a la vez.
                        Lo de dirigir a un perro con la mente sería efectivamente increíble para
                 cualquier mentalidad racionalista, mas Yo lo consideraba posible y lo tomaba con
                 naturalidad; lo que me resultaba incomprensible era aquello de controlar a
                 “ambos mastines a la vez”. El Guru Visaraga, que continuaba explicando las
                 características del siniestro regalo, no tardó en aclarar todas mis dudas.
                        –No os dejéis engañar por su aspecto fiero –afirmó con vehemencia–. No
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                 son animales comunes sino una pareja especialísima de perros  daivas  ,
                 balanceados en nuestro Monasterio gracias a fórmulas antiquísimas que posee
                 el Círculo Kâula: los perros daivas son manifestaciones de la pareja arquetípica
                 de perros celestes; cada uno es el exacto reflejo del otro, y ambos emanan
                 perfectamente del Perro del Cielo; incluso sus cuerpos etéricos pertenecen a la
                 misma Alma Grupal. Son como pares de principios opuestos manifestados y,
                 normalmente, uno neutralizaría al otro  sin remedio. Durante una guerra muy
                 antigua, quizás anterior a la que narra el Mahabarata, los Gurúes entrenaban a
                 los perros daivas como arma, para que atacasen en pareja y no pudiesen ser
                 detenidos por los enemigos de varna inferior: sólo los Kshatriyas, los Héroes
                 espirituales, los que por su Sangre Pura se encontraban “más allá” de los
                 principios opuestos Kula y Akula, lograban detener a los perros daivas. ¡Es
                 lo que vos, que ostentáis el Signo de Shiva, podéis hacer hoy con Kula y Akula!
                        Ya veis –concluyó el Guru– que  aunque vuestro poder de detener a un
                 mastín enfurecido mediante voces  de mando os pueda parecer una hazaña


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                   Yantra o Mandala (en tibetano: Kilkor). Figura geométrica para uso ritual o mágico. Significa “cerco”. El término “kor” da la idea de “encerrar” o “aprisionar”.
                 Con más amplitud, un kilkor puede ser una muralla o fortificación, sentido que también alcanza al “mandala” sánscrito.
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                   Perros daivas : perros “divinos”, perros de los Dioses.
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