Page 642 - El Misterio de Belicena Villca
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–No deseo agobiar a mis huéspedes con lamentos de viejo –se disculpó
Thien-ma– pero se darán cuenta que, a pesar de constituir una “pandilla criminal”,
como nos califican los extranjeros, los Verdes amamos profundamente a China y
nos preocupamos por su futuro. Preveemos que ciertas fuerzas extranjeras, a las
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que denominamos Pai-Lung-Yah , tratarán de matar al elefante dormido chino,
antes que despierte.
Os diré cómo llegaréis a Shanghai. Debéis saber que existe una Tao-Hei,
o ruta negra, por la que circula en ambos sentidos el contrabando hacia el Mar
Occidental. La misma es casi oficial, ya que en todo su trayecto hay funcionarios
sobornados, y atraviesa las mismas líneas japonesas, puesto que tampoco los
nipones se resisten a ganar unos yens extra. Dentro de dos días parte de aquí un
tren que sólo llega hasta Cheng Chow. Pero Vosotros descenderéis antes, en la
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ciudad de Sian, provincia de Shensi . Desde allí marcharéis al Sur, atravesando
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los montes Tsing-Ling que separan los Ríos Amarillo y Azul , hasta la aldea de
Han-Kiang, en la orilla derecha del Río Han-Kiang. En esa aldea haréis contacto
con nuestros hombres, quienes os embarcarán en un transporte que
habitualmente lleva contrabando.
Navegaréis por las aguas del Han-Kiang y, en la confluencia con el
Yangtse-Kiang, tomaréis por éste hasta Shanghai. Como veis, se trata de un plan
muy simple.
–En efecto, lo parece –replicó el meticuloso Von Grossen–. Pero
permítame que le haga unas preguntas.
Asintió con un gesto chino que consiste en inclinar la cabeza hacia
adelante.
–Ud. me habla de 500 km. en tren. ¿No es posible que alguien sospeche y
nos someta a un interrogatorio? ¿Qué haremos entonces? Porque carecemos de
papeles oficiales alemanes y además estamos clandestinamente en China.
–Ah, Tsing. ¡Debéis cultivar la virtud de la paciencia! –condenó Thien-ma,
con ingenua severidad–. Os dije que el tren parte dentro de dos días: para esa
fecha los tres alemanes poseerán papeles que afirman que se trata de tres
ingleses acreditados en China por la Sociedad de las Naciones, con la misión
diplomática de observar la situación local y presentar informes que servirán para
una futura mediación. Exhibirán sellos de entrada por Hong Kong y estarán
escritos en inglés y mandarín: pero no temáis ¡nadie que os pueda inquirir de
aquí a Shanghai conoce suficiente inglés para notar que sois alemanes! Os
daremos, también, salvoconductos diplomáticos y un pase para los dos tibetanos,
en el que figurará que los habéis contratado en Sining-Fu.
Os daremos también dinero, bastante dinero chino y japonés. Todo falso,
los papeles y el dinero. Todo de la mejor calidad. Pero no proseguiréis solos: un
Verde os acompañará hasta Shanghai. El os hará ingresar al tren por una Shen-
Hei y os acomodará en un vagón que está bajo nuestro control. La única ocasión
en que podríais ser interrogados sería al descender en Sian, cosa muy
improbable porque sólo descenderéis si hay señales de seguridad, o si el tren
fuese detenido en el camino, algo posible y bastante frecuente, pero
generalmente todo se arregla con una generosa dádiva. Sean nacionalistas, o
comunistas, en la pobre China nadie se resiste al soborno. Los bolcheviques
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Pai-Lung-Yah : el Dragón Blanco Jehová.
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Shen: paso, puerta; Si: oeste; Shensi: Paso del Oeste.
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Tsing o Chin : medio; Ling: montes; Tsing-Ling: Montes del Medio.
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Los Ríos Hoang-Ho y Yiangtse-Kiang.
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