Page 673 - El Misterio de Belicena Villca
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metafísico, para someter el Orden del Mundo al Imperio Universal: Gengis Khan
había muerto en 1227 y sus sucesores, que no eran Iniciados, cayeron
rápidamente en manos de los Sacerdotes de la Fraternidad Blanca.
Vale la pena conocer la historia con todos sus detalles, porque ahora, 700
años después, ha vuelto a presentarse la posibilidad de erigir el Imperio
Universal. Y como entonces, la verdadera lucha se da en el plano de los Grandes
Iniciados y de las Altas Doctrinas: el Imperio Universal contra la Sinarquía
Universal; la Sabiduría Hiperbórea contra la Cultura judaica; el pacto del Führer
con los Dioses Leales de Agartha contra el pacto de un puñado de hombrecillos,
Churchill, Roosvelt, Stalin, De Gaulle, etc., con los Dioses Traidores de Chang
Shambalá. Las enormes matanzas de las masas combatientes impresionan pero
carecen de importancia, siempre carecen de importancia, frente a la
confrontación de los Iniciados y los Dioses. Esta Piedra, que Ud. ha hallado en el
Castillo de Federico II, era el pacto de los Emperadores con los Dioses de
Agartha que iba a posibilitar la realización del Imperio Universal en el siglo XIII.
Federico II la hizo ocultar por Iniciados Hiperbóreos, expertos en la Construcción
Lítica, con la consigna de que sólo fuese encontrada por el futuro Emperador
Universal. Esta Piedra, como Ud. comprenderá, pertenece al Führer.
–Entonces debí entregársela a él personalmente, cuando pasé por el
bunker hace unas horas –reflexioné tontamente.
–¡No, Lupus! Esta Piedra será entregada al Führer en el Oasis Antártico
donde ahora se encuentra. El Führer del bunker es posible que a estas horas
haya muerto.
–No comprendo –confesé, aún sabiendo que mis palabras irritarían a
Konrad Tarstein.
–¡Pues debería comprender! –reclamó con previsible enojo– ¡Al fin y al
cabo Ud. también es un Tulku ! Los Tulkus, mi estimado Lupus, poseen varios
cuerpos. Y nadie sabe ni cuántos ni dónde. Como le dijeron con acierto en el
Tíbet, en el Tercer Reich se ha dado el extraño fenómeno de que existen muchos
“Dioses reencarnados”; muchos Tulkus, Kurt Von Sübermann. El Führer es un
Tulku y no tiene nada de extraño que él muera en Berlín y, simultáneamente, viva
en la Antártida. A ese Führer, poderoso y fuerte como él era a los veinticinco o
treinta años, le haremos llegar la Piedra del Pacto de Sangre con Agartha.
Fue más fuerte que Yo y tuve que inquirir:
–Pero ¿el Führer era consciente de que disponía de esa extraordinaria
facultad?
–Ud. “Shivatulku” ¿sabe dónde están ocurriendo sus otras, necesarias,
existencias?
–De cierto que no.
–Pues allí está la respuesta que busca. Si Ud., tan luego Ud., es incapaz
de responder ¿cómo quiere que conozca Yo el proceso de un Tulku?
Sin embargo le daré una idea –concedió–. Es así como Yo imagino el
proceso de los Tulkus: un caso especial de metamorfosis. Establezcamos una
relación de analogía entre los Tulkus y los insectos lepidópteros, y supongamos
que toda la vida de un ejemplar Tulku, tal como el Führer, Ud., o Rudolph
Hess, es análoga a una mariposa lepidóptera . Supongamos también que
existe un conjunto de larvas gemelas que, por una ley particular de los Tulkus,
permanecen en estado de vida latente mientras la mariposa desarrolla su vida
activa. Y, por último, supongamos que las especiales leyes de los Tulkus
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