Page 676 - El Misterio de Belicena Villca
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civilización hiperbórea nunca vista desde los días de la Atlántida. Estos eran, en
pocas palabras, los objetivos propuestos por la Estrategia Tyr.
Le mostraré ahora, Lupus, cómo Gengis Khan cumple su parte en la
Estrategia Tyr. En 1206 une a todas la tribus de mongoles e inicia la conquista de
China y, en 1215, con la toma de Pekín, alcanza el límite oriental del Asia. A
partir de entonces, sólo falta tomar contacto con el “Rey del Oeste”. Pero ¿quién
es este Rey? ¿cómo reconocerlo si, hacia el Oeste, lejos de existir la unidad se
advierte una confusa organización feudal? Le recuerdo, Lupus, que según la
Sabiduría Hiperbórea los efectos del Kâly Yuga no son de la misma
intensidad en todos los puntos geográficos; por el contrario, existe una Ruta
del Kâly Yuga que recorre en espiral la superficie esférica de la Tierra y sobre la
cual el Kâly Yuga es “más intenso” o más actual. Dicha zona es orientable y, en
la región que estamos considerando, orientable “de Este a Oeste”, es decir, que
los efectos del Kâly Yuga son más intensos hacia el Oeste que hacia el Este:
yendo hacia el Este aumenta la “espiritualidad” y yendo hacia el Oeste
aumenta el “materialismo” propio del Kâly Yuga . Atendiendo a estos
principios es que a la Puerta Tar, en el desierto de Gobi, se la denomina además
“Centro de menor intensidad del Kâly Yuga”.
Para situarse en el dilema de Gengis Khan hay que considerar que el “Rey
del Oeste” debería ser “Grande” por el poder del Espíritu, como también lo era
Temujin, y reflexionar sobre las dificultades que supone mirar desde el Este del
Asia hacia el Oeste de Occidente. Gengis Khan, “hacia el Oeste”, sólo “veía”
tinieblas espirituales... y Reinos. Muchos Reinos, pero ningún “Gran Reino”. El -
Reino de los persas, que pronto caería, el Reino de los griegos bizantinos, que a
duras penas resistía el asedio árabe y turco: un Reino muy pequeño y débil, con
Reyes sin Iniciativa que gustaban hacerse llamar “Emperadores”. Los Reinos
eslavos de los rusos y polacos, no podían ni soñar con ponerse a la cabeza de
los pueblos del Oeste y, por el contrario, serían presa fácil de la Horda de Oro.
Por idéntico motivo cabía descartar a Armenia, Georgia, Bulgaria, Hungría, etc.
Quedaban los Reinos germánicos de Europa, sin dudas los más fuertes,
pero en ellos, de acuerdo a la visión de Gengis Khan, las tinieblas eran absolutas.
Si allí estaba el Gran Rey sería preciso distinguirlo por sus cualidades exteriores
y para eso debería contar con la información adecuada. Con ese propósito hizo
conducir a su presencia a muchos viajeros, comerciantes o religiosos, a quienes
interrogó duramente, con escasos resultados. Pero de sus relatos pudo saber
que existían verdaderamente dos grandes Reinos cristianos, uno franco y otro
romano-germano. El Reino franco era justamente el que, desde hacía un siglo,
llevaba adelante esa absurda guerra contra los árabes, durante la cual habían
ocupado Siria y Palestina.
Gengis Khan pensó entonces que debería dirigirse al Rey franco y al Rey
alemán pero quedaba aún una duda por despejar: ambos Reyes se decían
“cristianos” y siervos de un Gran Sacerdote llamado “Papa” ¿no sería este Papa
el verdadero Rey del Mundo? Para formarse una opinión sobre el cristianismo y
el Papa mandó a buscar Sacerdotes nestorianos de Armenia y algunos ortodoxos
griegos que estaban como esclavos en Pekín; por ellos conoció la historia de
Jesús Cristo y supo que el Papa no era un guerrero sino un pastor, que no
mataba sino que mandaba a matar, y que no cabalgaba junto a su pueblo durante
las guerras sino que permanecía toda su vida en seguros y lejanos conventos. Y
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